DATOS BIOGRÁFICOS Y BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA NO FANTÁSTICA

Datos biográficos: Nacido en 1928 y fallecido en 1982.

Artículo Philip K. Dick: las otras realidades de Joan Carles Planells. Publicado en Nueva dimensión 145, Ediciones Nueva dimensión, colección revista, número 145 (1982).
Por supuesto que hay novelas de ciencia ficción mejores que las de Dick. Pero Dick es el autor que más me gusta. Emilio Serra.

1. El hombre es su obra
La inesperada muerte de Philip Kendred Dick -inesperada por lo repentina-, puede dar ya el espaldarazo definitivo para convertir en total leyenda a quien en buena medida lo era ya en estos últimos años; una leyenda viviente. Curiosamente, y ya bien entrada la década de la setenta, una década de crisis personales para el autor que estudiamos, le han elevado a las más altas cotas de fama y popularidad, de reputación y valoración de su obra. Ese interés, esa atención, se habían redoblado, no ya en el extranjero, sino incluso en nuestro país, en estos últimos tiempos. Y así estábamos, en plena fiebre de Dick, cuando nos enteramos de su muerte, en marzo de 1982.
Así, lo que en principio debía ser un detallado estudio de su obra se convierte en un "in memoriam" de regusto muy amargo para el que esto escribe. Tanto es así, que en un principio se pensó en no retocar el estudio ya escrito en su momento, cual si Dick siguiera vivo entre nosotros. Un cierto sentido de responsabilidad, empero, nos ha decidido a modificarlo, y creemos, por lo demás, que los lectores estarán de acuerdo con ello.
Dick ha sido un escritor muy complejo, fruto buena parte de su propia complejidad como persona. Es únicamente comprendiendo -aunque sea parcialmente- ésta, como lograríamos entender su obra. Así, pues, trataremos de aproximar al lector la figura de Dick como hombre a la par que como escritor, puesto que ambas están íntimamente ligadas y dicha obra depende de sus propias experiencias personales
Philip Dick nace en Chicago, en diciembre de 1928, siendo sus padres funcionarios del gobierno. La madre, Dorothy, es censora de los discursos de los portavoces de! gobierno federal, hecho éste que influirá en la obra de Dick. El padre es un furibundo reaccionario, otro hecho clave para el escritor. Padre e hijo nunca se llevaron precisamente bien y terminaron rompiendo violentamente. La figura de Dick padre ha llegado a atormentar fuertemente a Dick y conserva de la misma borrosos y nada alegres recuerdos. Sabiendo esto, cualquier psicólogo extraería interesantes deducciones de su relato de 1954 EI padre falso (Father-Thing), que estudiaremos más adelante.
La mayor parte de la vida de Dick discurrió en California. En Berkeley, donde cursó sus estudios, dio ya muestras de su interés por la escritura, publicando entre 1942 y 1943 dieciséis trabajos --cuatro de ellos poesías-, en la Berkeley Daily Gazzete; en la columna de Club de Jóvenes Autores, bajo su nombre y con el seudónimo de Mark Van Dyke. Después de sus estudios, trabajó durante un tiempo en una emisora de radio, conduciendo un programa dedicado a la música clásica, el único tipo de música que le gustaba. Casado varias veces, todos sus enlaces han terminado fatalmente; unido a otras mujeres, con posterioridad, sus relaciones también terminaron de mala manera, abandonándole; y, sin embargo, muchas de ellas han sido musas inspiradoras de sus obras o de personajes fundamentales de las mismas. Deja, cuando menos, dos hijos de distintos matrimonios.
Lector de ciencia ficción desde muy joven -encontrarse un día en las manos una revista con un relato de Van Vogt fue la iniciación al género-, empieza a escribirla en 1951 durante su primer matrimonio. "Deseo Ilevar al género hacia una mayor conciencia social y responsabilidad", afirmará por aquel entonces. Así, escribe su primer relato, Rug (Roog), que, sin embargo, no será publicado hasta febrero de 1953, en F. and S.F. y que, paradójicamente, fue también; primer relato que vendiera a su editor. Serán publicados otros antes que este, en diferentes revistas, siendo el primero en ver la luz pública en 1952 y en el número de julio de PLANET STORIAS el relato Más allá yace el wub (Beyon lies the Wub). Otros tres relatos irán apareciendo en ese mismo año. Hasta 1955 escribe la nada desdeñable cifra de más de setenta relatos y cuentos, siendo uno de los pocos escritores que jamás haya visto rechazada una historia. Su inventiva, originalidad y temática llaman la atención de los lectores, y así, en 1955, se publica una selección de quince de estos primeros relatos publicados, con el título de A Handful of Darkness, en Inglaterra. Al contrario que tantos y tantos autores, solo en una ocasión empleará un seudónimo a lo largo de toda su carrera: para el relato Some Kinds of Life, en el número de octubre-noviembre de 1953 de FANTASTIC UNIVERSE y que aparece firmado como Richard Phillips.
Su estilo Ilama pronto la atención del editor y también escritor Anthony Boucher, quien se decide apadrinarle literariamente, y a alentarle en su trabajo. Así, en 1955 publica su primera novela Lotería solar (Solar Lottery), que al año siguiente es publicada en Inglaterra con el título de World of Change y con notables variaciones con la edición original americana, puesto que ambos editores exigían al original cambios opuestos y diferentes. La versión que en España se conoció en su tiempo de la novela correspondía a la traducción de la versión americana de la misma. La amistad entre Boucher y Dick se afianzaría con los años, y sería el propio Dick quien escribiera el editorial-homenaje en FANTASY AND SCIENCE FICTION de agosto de 1968, con motivo del fallecimiento de Boucher.
Lotería solar es una novela con claras. influencias vanvogtianas (autor que, como sabemos, impacto fuertemente al joven Dick), influencias detectables por lo demás en el Dick de aquellos años y que la crítica conformaría. El argumento nos presenta a un terrestre elegido al azar según las reglas del "Minimax", para regir los destinos del planeta. Ello dará lugar a una serie de intrigas y luchas despiadadas, de conspiraciones y asesinatos, para eliminar aI elegido por el azar. Digamos que este curioso tema sería también utilizado por el alter-ego de Gérard Klein en su novela El cetro del azar (Le Sceptre du Hasard) firmada como Gilles D'argyre para Fleuve Noir. Las luchas son parecidas, si bien escenarios y situaciones varían, lógicamente. No cabe por tanto hablar de plagio, pero sí de curiosa coincidencia con un tema tan chocante y nada corriente.
Lotería solar obtiene un notable éxito. Es una buena novela, hay acción, luchas, interés, y una cierta crítica política como fondo de todo ello. Era, sin duda, uno de los mejores textos largos que había escrito hasta entonces.
En 1956, aparecen dos nuevas novelas: El tiempo doblado (The world Jones Made) y Planetas morales (The Man who Japed). El tiempo doblado (cuyo título en principio iba a ser Womb for another y que el editor cambió por el más comercial de The World Jones Made) nos presenta ya la primera incursión de Dick en el terreno de la cuestionabilidad de la realidad, o de lo que entendemos por realidad. Podríamos incluso decir que es la primera novela dickiana químicamente pura, por cuanto en ella confluyen ya la mayoría de sus temas recurrentes: la dudosa fiabilidad de un gobierno que se rige mediante principios del relativismo, los problemas que crea el mismo Jones, un mago de feria que puede ver el futuro a un año vista y que consigue hacerse con una secta de adeptos, el dudoso destino de los colonizadores a otros planetas... Es una novela menos espectacular en incidencias que Lotería solar, sin excesiva acción, salvo en determinados momentos, y cuyo interés radica en el desarrollo de los acontecimientos, marcados por ese extraño Jones, que aún previendo su muerte con antelación, nada puede hacer por evitarla. EI tiempo doblado significa, pues, la primera incursión firme por los mundos dickianos.
Por su parte, Planetas morales tiene mucho de anti-utopía, al estilo de 1984 -con la que ha sido comparada un tanto exageradamente pero no sin cierto tino-. Coinciden en el mismo futuro negro y autoritario. Una sociedad tiránica en la que cada vecino espía a cada vecino, y las porteras de los edificios controlan a todos sus moradores. Esa misma idea sirve un tanto de telón de fondo a The Simulacra (1964). Y ya en Planetas morales encontramos la firme descripción de un personaje -el protagonista-, luchando contra el estado de las cosas, y enfrentado a la opinión contraria de su mujer.
En 1957 aparece Ojo en el cielo (Eye in the Sky), cuyo título en principio iba a ser With Opened Mind, novela que ha sido señalada por diversos comentaristas como el compendio, resumen y catálogo de todos los temas habituales del autor: mundos alternos, fanatismo religioso, persecución política, personajes psicóticos, personajes con poder sobre los objetos... si bien no están todos presentes: faltarían las drogas, los juegos y el siempre presente personaje de la esposa destructiva, tan caro a Dick y cuyo máximo desarrollo se producirá al cabo de pocos años. En esta novela, la esposa del protagonista nada tiene de destructivo sino que es su fiel compañera. Dick introdujo ahí un detalle autobiográfico: en aquellos años, el FBI obsequió a Philip Dick con una visita de cortesía y le instó a que vigilase a su mujer y les mantuviera al corriente de las actividades políticas que desplegaba, a lo cual Dick se negó rotundamente. Eran los años del macarthysmo y tanto Dick como su mujer eran tachados como "rojillos". Este hecho fue empleado textualmente por Dick en la novela.
Ojo en el cielo presenta un accidente durante la visita a una poderosa instalación nuclear, a consecuencia del cual los personajes afectados por el mismo quedan inconscientes por un tiempo, pasando todos a vivir en el universo particular de cada uno de los accidentados y sufriendo las consecuencias y peligros inherentes a ello. Finalmente, las cosas parecen arreglarse y consiguen regresar al mundo real. Pero, ¿podemos estar seguros de que es el real? Dick, mediante un pequeño truco (que volverá a emplear en otras ocasiones), no nos deja muy convencidos de ello.
La novela sirvió para introducir a Dick en Francia --si bien ya habían sido publicados allí con bastante puntualidad algunos de sus primeros relatos-. Y en Francia se convertiría en uno de los autores mimados por la critica y los especialistas, principalmente, y por los lectores. Si hay una nación que sienta un delirio total por Dick que no sea los Estados Unidos, país en donde su cotización ha subido y bajado repetidas veces), esa es Francia. Quienes se mueven por los mundos del cine y la literatura y cualquier otro medio de expresión y comunicación, conocen sobradamente de la afición del país galo a ensalzar hasta lo indecible a todo lo que en América resulte incomprendido, "maldito" o ligeramente "antiamericano". 0, cuando menos, que los franceses lo interpreten como tal. Ejemplos de ello se encuentran en todos los campos y por citar algunos para orientación del lector, mencionaremos los casos de Jim Thompson y Chester Himes (novela negra), Henry Miller (literatura), Orson Welles y Jerry Lewis (cine), aparte de contar con inmigrantes ilustres como Patricia Highsmith o Samuel Beckett. Nombres todos ellos ilustres y dignísimos. Pero, a su lado, y dentro del terreno de la ciencia ficción, se encuentra la contrapartida de Van Vogt, que en Francia hace literalmente furor, pese a que sus obras más recientes sean simplemente penosas. Resumamos todo ello diciendo que cualquier tema o arte que ataque a USA o muestre algunas de sus taras más características, será siempre objeto de calurosa acogida por parte de la intelligentsia francesa. Así, pues, Dick fue recibido con los brazos abiertos y su popularidad fue en constante aumento desde finales de los sesenta, hasta el encumbramiento definitivo.
Porque Ojo en el cielo no es más que un vistazo a los principales defectos americanos de su tiempo (y, ¿por qué no?, también del presente). Recordemos: fanatismo religioso. En Estados Unidos las sectas religiosas (o pseudo) están a la orden del día, desde tiempos inmemoriales. Charlatanes, santones, puritanistas, aprovechados en muchos casos, son un fenómeno corriente y aceptado por el entorno natural de las cosas. Hasta que se extralimitan, claro, como en el caso tristemente conocido de las Guyanas. Persecución política: ¿quién no recuerda o ha oído hablar de la caza de brujas del senador McCarthy? Aún hoy día se siguen escribiendo libros, artículos, estudios sobre la misma, siendo objeto de continuos comentarios e interpretaciones y habiendo dejado huella imborrable en quienes la sufrieron. Muchos americanos tuvieron que abandonar el país y proseguir en Francia o Inglaterra sus carreras artísticas o Iiterarias. Caracteres psicóticos o esquizoides: un poco en broma y un mucho en serio se dice que cada americano tiene su psiquiatra particular. Consultar a un psiquiatra en Estados Unidos es tan natural como entre nosotros tomar una aspirina cuando nos duele la cabeza.
En el mismo año, aparece Muñecos cósmicos (The Cosmic Puppets), adaptación del serial publicado en 1956 en la revista Satellite con el título de A Glass of Darkness y que, sin duda, es una de las peores novelas de Dick y de las menos divulgadas (¡en Francia aún inédita!). Cercana más a la fantasía que a la ciencia ficción, nos presenta a dos gigantes que se disputan el mundo. Uno representa el bien y el otro el mal. Este triunfa sobre su adversario y se apodera de un pueblecito de Virginia, como primer paso para cambiar toda la faz de la Tierra a su gusto. Un antiguo residente del pueblo, que llega a él de visita tras largos años de ausencia, advierte extraños cambios en él, y empieza a investigar. En su ayuda acude un borracho que es el único que reconoce los cambios habidos y que recuerda como eran las casas y las calles antes de la alteración. Unos cuantos chiquillos con poderes telekinéticos animan la acción, y, finalmente, el forastero y el borracho conseguirán devolver a la ciudad su antiguo aspecto. Perfectamente desdeñable.
Abramos ahora un paréntesis y preguntémonos: ¿es realmente ciencia ficción lo que desea escribir Dick únicamente? ¿O es tan solo lo que sus editores le permiten o le aconsejan? Han sido precisos muchos años para descubrir que Dick alternaba sus novelas de SF con otras novelas de ficción general, para las cuales nunca encontró un editor dispuesto a cargar con ellas. Dick Ias llamaba novelas experimentales y fueron escritas entre 1954 y 1959, año en que Dick decidió prescindir ya de ellas ante los continuos rechazos que sufría por las mismas, él que jamás viera rechazado un relato de ciencia ficción. Siete de esas novelas permanecen inéditas y sólo una consiguió finalmente publicarse en 1975, habiendo sido escrita aproximadamente en 1958-1959: Confessions of a Crap Artist (cuya traducción significaría Confesiones de un artista de mierda). Y uno se sorprende, por cuanto es una novela realmente magistral, fabulosamente escrita y cuya demora en publicarse no tiene ni lógica ni explicación, de no ser la ceguera o estupidez de los editores a los que fue sometida a juicio (?) o un cierto desinterés del propio Dick. La reseñaremos a continuación, puesto que su escritura se sitúa hacia 1959, como hemos dicho, prescindiendo de su posterior fecha de publicación, en 1975.
Confesions of a Crap Artist nos presenta a unos personajes sencillamente increíbles, típicamente dickianos y desde luego los mejores de su obra hasta aquel entonces. Uno de los temas principales de la novela es un adulterio normal y corriente. Pero, ¿puede ser tan normal cuando quien lo describe es alguien como Dick y cuando los personajes parecen extraídos de cualquiera de sus pesadillas esquizoides? No.
La novela está escrita aportando tres puntos de vista distintos y alternados: el de Jack Isidore, el "artista de mierda", hermano imbécil de la protagonista, empeñado en escribir algo así como una enciclopedia que reuniera todos los conocimientos de la humanidad, chiflado por los platillos volantes; el otro punto de vista es el de Fay, su hermana, mujer inteligente, profundamente egoísta y hermosa, derrochadora y acostumbrada a toda clase de lujos y comodidades. Y el tercero, corresponde al tradicional narrador en tercera persona. Con ello, la obra consigue un enfoque psicológico francamente logrado y fascinante. Los escasos personajes se mueven en un clima siniestro de aprensión y amenaza, de humor y sorpresas típicamente dickiniano. Fay vive en una lujosa mansión campestre con su marido, Charley. quien se mata trabajando para poder mantener a duras penas el carísimo tren de vida que Fay está acostumbrada a llevar. Aburrida de Charley, Fay sostiene un amorío con un nuevo vecino de la localidad, Nathan, un recién casado que poco a poco empezará a temer a Fay; sin embargo, no se atreve a. rechazarla y sigue el juego de Fay, favorecido al sufrir Charley una grave crisis cardíaca que le apartará de los negocios y hará tambalear finalmente toda su ya precaria economía. Sabedor del adulterio de Fay, Charley, lleno de odio, abandona el hospital aún no repuesto y llega a su casa, en un momento en que su mujer no está. Entonces, en una escena realmente aterradora y alucinante, de gran vigor narrativo, Charley mata implacablemente a todos los animales que posee Fay: su caballo, su perro, sus pájaros. El esfuerzo de la matanza le desmoraliza totalmente, le llena de congoja y sufrimiento, por lo cual se suicida a continuación.
Novela sin concesiones al lector, dura y tierna a la vez, y que es sin duda alguna una de las obras maestras de Dick. Una obra francamente espléndida y cuya espera de tantos años en publicarse realmente no tiene explicación.
Ignoramos -lo mismo que muchos otros comentaristas de Dick-, si los demás novelas "experimentales" aún inéditas son de igual calidad. Harlan Ellison dijo una vez que "Phil Dick se movió en la SF basándose en lo que había hecho anteriormente dentro de la literatura general". Lo cual nos lleva, claramente, a la conclusión de que Dick es, sencillamente, un escritor, sin a veces molestas etiquetas de género que pueden llegar a perjudicar o desfigurar un autor y su obra, encasillándolos dentro de un específico ghetto de géneros. A veces los autores tienen la suficiente fuerza para poder ultrapasar esos ghettos y romper barreras, como ocurre con el caso de Patricia Highsmith (autora con la que Dick tiene, por cierto, no pocos puntos en común).
Para finalizar con esta obra, digamos que el personaje de Fay estaba inspirado en la esposa de Dick de aquellos años.
Inspirándose no poco en los acontecimientos y varias características de Confessions of a Crap Artist, Dick publica en 1959 Time out of Joint, que sería su última novela durante algunos años. Estamos, en la acción de la obra, en los años cincuenta (al menos, en apariencia), el protagonista es un ser ligeramente imbécil que se entretiene día tras día en resolver los acertijos del periódico, con un afán similar al de Jack Isidore de la anterior novela. su hermana es también un ser egoísta y amante de lujos y comodidades. El entorno es típicamente americano de provincias. Pero, en realidad, todo ello no es más que un gran simulacro, montado en exclusiva para el protagonista, Ragel Gumm, puesto que los acertijos que se esfuerza en solucionar diariamente no son más que las claves para interceptar las bombas que se dirigen a destruir el planeta, lo que no descubrirá hasta el final de la obra, moviéndose en un ambiente de pesadilla. Novela en la que nadie es lo que aparenta ser y en la que la realidad es fuertemente cuestionada por el autor en su obra quizá más característica al respecto, pese a algún que otro altibajo narrativo.
En esta época, Dick fue abandonado por su primera esposa, quien se marchó con su hijo. Dick sufre una fuerte depresión, de la que se resiente su carrera literaria, que es prácticamente abandonada también. Decide dejar de escribir, y aún así, en 1960 se publicarán dos novelas suyas, Dr. Futurity y Vulcan's Hammer, que en realidad no requieren ningún esfuerzo por cuanto son sendas prolongaciones de viejos relatos anteriores. Dr. Futurity se basa sobre Time Pawn, una novela corta de 1954, muy vanvogtiana, muy incomprensible, muy mal escrita, pese a su interesante comienzo: un médico que se dirige a la ciudad en su coche, se encuentra de pronto con que la carretera por la que circula ya no es la misma de siempre, así como tampoco el paisaje; se halla en un universo diferente en donde le acontecerán extrañas peripecias que desencadenarán en un final tonto y tan estúpido como las tres cuartas partes de la obra. No mucho mejor es Vulcan's Hammer, sobre el relato EI martillo de Vulcano (Vulcan's Hammer) escrito en 1956, si bien está mucho mejor escrita que la anterior y tiene mayor lógica y coherencia. Sus temas principales son la política y el poder de las máquinas sobre el hombre y la sociedad. Un opresor es combatido por unos pocos resistentes liberales, que, sin embargo, emplean métodos tan poco ortodoxos como sus propios antagonistas. Un detalle este último frecuente en sus obras y que encontramos también en Lotería solar y Our Friends From Frolik-8. Ninguno de los dos bandos resulta demasiado recomendable, por lo cual el protagonista de turno vacila en tomar partido entre ambos.
Dick se casa por segunda vez al cabo de un tiempo. Su nueva mujer es de buena. posición y está empeñada a rodearse de la "buena sociedad". Dick, por consiguiente, se aburre y comienza a escribir, un poco por juego, una nueva novela, en 1962: El hombre en el castillo (The Man in the High Castle). Dos años antes había descubierto el I Ching al tiempo que lo hacen sus personajes en la narración y escribiendo do que el oráculo chino le depara en suerte, con los inevitables giros argumentales a que ello le conduce. Años después, confesó todo ello y añadió que el libro le había engañado al final de la obra, lo cual le decepcionó enormemente. Un divertido proceso de escritura, desde luego, y que le reportó a su autor el único Hugo de toda su carrera, otorgado en la convención americana de SF de 1963, pese a que muchos se opusieron luego, por considerar que no era una novela estrictamente de ciencia ficción y se quejaban de la cantidad de cabos sueltos que la obra dejaba al final. Viendo el proceso de elaboración seguido en la misma, no es nada de extrañar, desde luego.
El hombre en el castillo se ha convertido por derecho propio en un clásico dentro del apartado de las ucronías, género subyugante que pocos autores se han atrevido a tratar. Alemania y Japón ganaron la segunda Guerra Mundial. Estados Unidos está dividida en tres zonas: la del Pacífico bajo el dominio japonés; la del Atlántico, regida por los alemanes; en medio, una zona libre, pero bajo la influencia de ambas. Los nazis se han ido extendiendo por el resto del planeta, conquistando toda África, y empiezan a planear la invasión de sus propios aliados, el Japón. En la zona libre americana, un escritor ha publicado un libro, un tanto a trancas y barrancas, en el que se cuenta cómo sería el mundo si los aliados hubiesen vencido en la contienda. Sólo que ese mundo tampoco es el nuestro, sino otro paralelo. Nuevamente, la realidad cuestionada y esta vez, por partida doble.
Dick toma partido, en su novela, por los japoneses, influido en buena parte por la conmoción sufrida en 1945 al conocer lo de Hiroshima y que, precisamente, fue el motivo de la ruptura definitiva con su padre, militarista a ultranza y orgulloso veterano de la primera contienda.
El éxito obtenido parece estimular a Dick, que en 1963 emprenderá nuevamente, y con fuerza, su carrera literaria. Para lo cual, desgraciadamente, intervendrán las anfetaminas, que le llevarán a escribir toda una serie de novelas a increíble velocidad, sin detrimento alguno de su calidad, lo cual no deja de ser admirable. Años después, al verse obligado a prescindir de ellas, sobrevendrá otra crisis, la más fuerte de todas. Empieza de nuevo a mandar relatos a las revistas (el último que publicara fue en 1959) y escribe una novela, Torneo mortal (The Game-Players of Titan). Dick está de nuevo en marcha.
Torneo mortal es una entretenida novela de aventuras e intriga, no especialmente memorable, y en la que el juego, una de sus constantes en su obra, juega el papel primordial, así coma la invasión de la Tierra por fuerzas extraterrestres, fuerzas, como casi siempre también, ligeramente ambiguas.
1964 será el año fuerte del autor, principalmente en cuanto a novelas se refiere, si bien no hay que desdeñar algunos muy importantes relatos que se alternan con ellas. En Tiempo de Marte (Martian time-slip), utiliza un relato escrito el año anterior y que, según él, es exactamente el género de ficción que desearía escribir. Lo cierto es que sus personajes están muy cuidados, aunque la narración en sí peca de cierta lentitud. En esa novela aparece ya un personaje drogadicto, la mujer del protagonista, que es también el típico ejemplar de esposa destructiva que en estos años adquirirá pleno desarrollo. Tiempo de Marte es una novela de acogida dispar: para unos, de lo mejor de Dick; para otros, simplemente vulgar.
Iniciando también una costumbre que se irá prolongando más adelante, Dick realiza revisiones de sus viejos relatos, a fin de aprovechar sus temáticas para posteriores novelas. Así aparece La penúltima verdad (The Penultimate Truth), basada en el relato Los defensores (The Defenders), publicado en 1953. Ha estallado la tercera guerra mundial y la población terrestre vive en ciudades subterráneas, en fábricas bajo tierra, produciendo robots y máquinas de guerra con destino a los temerarios defensores de la superficie. Solo que no son ni temerarios ni defensores; el armisticio se firmó a poco de iniciada la guerra y los robots y las máquinas son empleados para atender a las comodidades de quienes viven en la superficie gozando del placer de enormes fincas. Nuevamente el tema de la sociedad opresora y la manipulación de las noticias: los habitantes de las ciudades subterráneas son engañados mediante falsos noticiarios que presentan el desarrollo de una guerra cruentísima y aparentemente interminable. En uno de los capítulos, un personaje le muestra a otro un famoso documental de la segunda guerra mundial y le prueba que el mismo es totalmente falso y que su falsedad alteró el destino de diversas naciones. La penúltima verdad es una de las mejores y más sólidas novelas de Dick, aunque no tan espectacular como otras de este mismo año.
The Simulacra fue, desde luego, la que más llamó la atención de las tres que aparecieron en 1964 firmadas por Dick. Elementos de la novela fueron retomados del relato Novely Act, escrito en 1963 y publicado en febrero del siguiente año. The Simulacra es, ante todo, un completo "tour de force" del autor. Pocas veces introdujo tantos temas, tantos personajes, tantas intrigas en una sola novela, dentro de un clima social que recuerda fuertemente al de Planetas morales: los vecinos se espían unos a otros. El dirigente máximo de este nuevo estado es una mujer que Ileva cerca de cien años en el cargo... y que se conserva tan joven y bella como desde el primer día. Se trata de un androide, un simulacro con el que engañar a la nación, en tanto el gobierno real permanece en la sombra. Un sector de ese gobierno decide traer desde el pasado a Herman Goering a fin de alterar el curso de los acontecimientos y de los tiempos pasados. Animando la acción, tenemos diversos personajes psicopáticos, algunos con el poder de alterar la realidad; un taller de fabricación de androides, casi en la bancarrota, y que recibe el encargo "top secret" de construir un nuevo simulacro del jefe del estado; unas extrañas tribus prehistóricas ocultas en las afueras de la ciudad, aguardando su momento de entrar en acción; todo ello servido con considerables "coups d'effet", dando así lugar a una de las novelas más completas y repletas de Dick. Contrariamente a lo que podría deducirse de la acumulación de personajes e incidencias, Dick no pierde las riendas de la trama y consigue con The Simulacra una de sus novelas más absorbentes. Las anfetaminas trabajan bien.
Clans of the Alphane Moon, la última novela del año, es una obra menor, aunque bastante interesaste. En la luna de Alfa, desolada y mísera, se hallan una serie de tribus o clanes, formadas por locos, desequilibrados, esquizofrénicos y psicópatas, exiliados allí desde la Tierra, que ha convertido dicha luna en un manicomio espacial. La idea ya aparecía en el relato Shell Game, escrito en 1954. Los acontecimientos obligan a las diversas tribus, cuyas relaciones no son muy buenas entre sí, a aliarse cuando la Tierra decide invadir la luna de Alfa, convirtiéndola en un campo de batalla. EI protagonista en la Tierra es un agente de la ClA cuyo trabajo consiste en crear frases publicitarias para el contraespionaje (influencia sin duda del oficio que desempeñara la madre de Dick); su mujer está decidida a matarle por motivos no muy claros precisamente, pero que hay que aceptar de partida, y constituye el típico ejemplo de la esposa destructiva en Dick, también sin duda inspirado por los fracasos de sus matrimonios. También tenemos, cómo no, la típica jovencita con poderes de percepción extrasensorial, de la que se enamora el personaje. Todos ellos tendrán su cita final en la batalla de la luna de Alfa. EI fin de la novela recuerda al de Ojo en el cielo, por su ambigüedad. ¿Se reconcilia el matrimonio protagonista, o no?
Tal como indicamos, 1964 es también un año notable en la producción de relatos; no en la cantidad, como en 1953, pero sí en el interés y la calidad. Hay que mencionar, entre ellos, la novela corta Lo que dicen los muertos (What the Dead Men Said), aparecida en el número de junio de Worlds of Tomorrow, en la cual y dentro de una interesante intriga política (temática casi constante en su obra de ese año), encontramos que los vivos pueden comunicarse con los muertos. los cuales se hallan en un estado de animación suspendida en un gran sanatorio, el mismo que aparecerá en 1969 en Ubik y regido por el mismo personaje.
También hay que destacar otra novela corta, Cantata 140 (Cantata 140), publicada en julio en F & SF, y en la que reaparece un viejo personaje creado en 1963 en los relatos Cargo de suplente máximo (Stand by) y What we"ll do with Regland Park?: Jim Briskin. En Cantata 140 se nos narra la carrera hacia la presidencia en USA por parte de un negro, candidato a ella, y las diversas intrigas políticas a que ello da lugar. En 1966, dos años después, aparecería en volumen con el título de The Crack in the space, y con nuevos capítulos añadidos al final de Cantata 140, cuando Briskin, ya presidente, debe enfrentarse al problema que supone el descubrimiento de un mundo paralelo al nuestro y sus posibilidades de colonización. Si Cantata 140, por separado, es un estimable relato, The Crack in the space, al completo, no tiene excesiva hilazón, y se nota demasiado que son dos novelas distintas, constituyendo una de las novelas menos distinguidas de Dick.
Una tercera novela corta, The Unteleported Man, aparecida en diciembre en la revista FANTASTIC, también sería publicada como novela, en un volumen doble de Ace, compartiendo el resto del tomo una obra de Howard Cory, en 1966 igualmente. En ella se nos narra una extraña intriga político-utópica, que tiene como centro el planeta "Boca de la ballena", colonizado por millones de terrestres que, sin embargo, no han regresado nunca y de los que no se tienen noticias. Un extraño sistema de teleportación es el centro de la intriga, y el protagonista decide usarlo para averiguar lo que hay en la realidad de "Boca de la ballena". La novela es de las menos afortunadas de Dick, y ofrece la curiosidad de que su segunda parte (lo que la convertiría en novela de extensión normal), ha permanecido inédita durante todos estos años, junto con todos los manuscritos de "novelas experimentales" del autor, en una alacena de la Universidad de California, en Fullerton. Sin embargo, deberá aparecer ya al completo, en fecha próxima (o ha aparecido ya. cuando esto se escribe), con el nuevo título de Lies, Inc.
En 1965, Dick consigue ser nominado al Nebula de novela por Los tres estigmas de Palmer Eldritch (The Three Stigmata of Palmer Eldritch), una de sus novelas más controvertidas y especialmente admirada por la crítica francesa, pero que personalmente no considero como una de sus más acertadas creaciones. En Marte, la vida de los colonos es tan miserable (los colonos de Dick siempre lo pasarán muy mal en sus novelas, allá donde aparezcan), que están autorizados a ingerir drogas alucinógenas. No mejor van las cosas en la Tierra donde reina un calor horrendo, y la gente está prácticamente alienada con los productos de Perky Pat. De hecho, ahí Dick invirtió un tanto los términos de su relato The Days of Perky Pat (1963), retomando los mismos personajes pero trasladándolos en la novela a las colonias de Marte. Un día, aparece de repente Palmer Eldritch, regresando de una lejana expedición a Centauro y trayendo consigo una nueva y más poderosa droga. Señalemos otro punto presente en varias obras de Dick: la salvación para los personajes oprimidos llega siempre desde el exterior, de lugares ignotos, por mediación de alguien que marchó tiempo atrás y que retorna trayendo consigo algo o alguien que no se sabe con certeza qué es, pero que, cuando menos a primera vista, es decididamente inquietante, casi peligroso. Otro claro ejemplo de ello es Our Friends From Frolix-8. Palmer Eldritch regresa, pues, con su droga salvadora... que borra la realidad y sumerge a quien la toma en una continuada serie de realidades-irrealidades, hasta el extremo de que nadie sabrá ya lo que es real y lo que no lo es, cayendo en una pesadilla total. Novela en la que la droga es figura principal, junto a la siniestra e invisible personalidad de Eldritch, para el cual Dick se inspiró en su propio padre, que solía asustarle de pequeño con su careta antigás, cortesía de los servicios prestados en la primera guerra mundial. Hay muchos que han creído ver en la obra un transfondo religioso, agravado en parte por el título que la obra recibiera para su edición en Francia: Le dieu venu du Centaure (El dios que vino de Centauro). Novela compleja, muy celebrada, y desde luego de las más discutibles de su autor.
Otro éxito del mismo año es Dr. Bloodmoney o como nos apañamos después de la bomba (Dr. Bloodmoney or How We got Along After the Bomb), para la cual Dick en principio barajaba dos títulos distintos: A Terran Odissey e In Earth's Diurnar Course, sin duda ambos mucho más reflectivos que lo que en la novela se narra, pero quedando al fin como Doctor Bloodmoney. La novela, con un estilo pausado y tranquilo, nos refiere la vida cotidiana de una pequeña población provinciana, típicamente americana, antes, durante y después del holocausto nuclear. Holocausto que es producto de la voluntad de una mente alocada y acomplejada, que volveremos a retrovar, años después, en Deus Irae, si bien los nombres de los personajes difieren. Tras el holocausto, la vida sigue igual, en apariencia, pero ya nada es lo mismo. Nadie tiene esperanzas en nada, aunque se limitan a fingir y a seguir adelante como pueden. Los eternos personajes con poderes telekinéticos animan la acción, a la que pone música de fondo un astronauta condenado a dar vueltas en su nave a la Tierra de por vida, sin posibilidad de retorno. Esta novela ha recibido una cantidad de críticas y comentarios totalmente opuestos. Para Jacques Sadoul es una "obra maestra de horror", lo cual es cuando menos francamente estúpido. Para Antolín Rato es una novela de risa, barata y estúpida, lo cual significa que la leyó en un ataque de indigestión. Para el propio Dick constituyó su novela favorita durante muchos años, opinión muy discutible, pero lógicamente personal. La verdad es que Dr. Bloodmoney o como nos apañamos después de la bomba es una correcta novela, ni mejor ni peor que las otras, muy agradable, muy entretenida, pese a su lentitud. Hay a su favor una perfecta comprensión de esos típicos americanos de provincia (ya escritos en otras obras de Dick), quintaesencia de las virtudes y defectos de ese país y tan preciados para muchos autores a fin de reflejar mediante ellos la realidad del "american way of life". Eso era, precisamente, lo que fue calificado de estúpido y barato, por no saber comprender quien lo dijo que era nada más que el reflejo y la descripción de una villa rural vulgar y corriente tras una situación de caos.
En 1966 aparece -dejando aparte las ya comentadas The Crack in the Space y The Unteleported Man-, una de las mejores novelas de Dick, si bien no haya recibido los elogiosos comentarios destinados a otras obras. Nos referimos a Now Wait for Last Year. Repleta de personajes típicos del autor -hombres fracasados, esposas destructivas, políticos corruptos, joven amante benefactora para el antihéroe, extraterrestres de ambigua personalidad e intenciones, traidores no se sabe muy bien a qué causa, etc.-, incide también en forma predominante en el tema de las drogas, en forma más satisfactoria por cierto que en Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Nos encontramos en el año 2055, cuando la Tierra está aliada con el planeta de los Proxmen o Lilistarianos, en su guerra contra la raza de los Reegs. Dos razas extraterrestres especialmente siniestras y, como no, de conducta ambigua. Las cosas no marchan muy bien para la alianza Proxman-Tierra, que parece estar a punto de perder la guerra, guerra en la que no sabe muy bien cómo y porqué se ha mezclado en ella y porqué ha escogido el bando en que lucha. Es en ese momento cuando hace su aparición la JJ-180, una nueva y extraña droga que puede inclinar definitivamente la balanza del conflicto hacia uno u otro lado. Esta droga tiene la propiedad de alterar el tiempo y la realidad, bien retrocediendo hacia el pasado, o bien avanzando hacia futuros alternos. En algunos de esos futuros, la guerra es ganada por los Reegs; en otros, por los Proxmen; en otros, la Tierra estuvo desde el principio del bando de los Reegs y contra los Proxmen o Lilistarianos; y así sucesivamente. ¿Qué es real?, ¿cuál es el camino o futuro verdadero. tras un bombardeo de JJ-180?, empezará a preguntarse el lector, así como los propios personajes. También nos encontramos con que el todopoderoso dictador de la Tierra, Gino Molinari, puede ser simplemente un simulacro, un androide o un sustituto procedente de cualquiera de estos universos alternos producidos por la JJ-180. Ahora bien, ¿cómo pudo Gino Molinari ser ya el dictador del planeta antes de que se empezara a elaborar la droga? Quien toma la JJ-180 muere más tarde o más temprano a causa de sus efectos, pues su uso es terriblemente letal, crea una poderosa dependencia y destruye progresivamente el organismo. El protagonista la ha ingerido descuidadamente cuando su esposa, que le odia, se la ha vertido en el café. Le cabe la posibilidad de salvarse cruzando, mediante la droga a un universo paralelo, o a un tiempo en el que no tomó la droga... Las posibilidades que ello abre a los personajes son múltiples, de pesadilla, y la intriga y los acontecimientos van adquiriendo tonos sombríos y espeluznantes, llegando en ocasiones a ser un pequeño anticipo de la posterior Ubik. Now Wait for Last Year es una de las mejores y más sólidas creaciones del autor y una de sus novelas más representativas y recomendables.
En este año, es llamado por Harlan Ellison para colaborar en las Dangerous Visions, la ambiciosa y revolucionaria antología que aparecerá en 1967. Dick escribe la novela corta La fe de nuestros padres (The Faith of Our Parents), relato en que presenta un futuro alienado, totalitario, y la posibilidad de rebelión del protagonista. Sin embargo, el relato no convence demasiado y nada de revolucionario había en él, según el espíritu de lo que debía ser la antología, dentro de la cual constituye una de las varias decepciones. Dick echó mano de sus temas recurrentes escribiendo un relato discreto, útil para cualquier revista de ciencia ficción, pero no especialmente indicado para el propósito de Ellison. En el postfacio explicativo-justificativo que Ellison pedía a los autores, Dick afirmaba no ser partidario de ninguna de las ideas expuestas en su historia, pero le apasionaba el tema de la experiencia teológica que algunas gentes percibían tras una dosis de LSD, y que él mismo había experimentado. Entre noviembre de 1965 y enero de 1966, Dick escribió como serial para Worlds of Tomorrow la novela Projet Plowshere que aparecerá finalmente en libro en 1967 y con el nuevo título The Zap Gun. Es una obra francamente incongruente, nada satisfactoria y con grandiosos desniveles de calidad e interés, causa derivada de su desorientación argumental. El motivo cabe buscarlo en lo que, según la expresión creada por el novelista Raymond Chandler, Dick "canibalizó" entre viejos relatos suyos de años anteriores y que mal ensamblados daban soporte a The Zap Gun. Entre ellos están Juego de guerra (War Game), escrito en 1959 y Veterano de guerra (War Veteran), de 1955; relatos que nada tienen en común entre sí, pero que son utilizados por Dick para ir tejiendo más que escribiendo, la novela, con técnica igual a la del citado Raymond Chandler, pero con resultados más bien pobres. The Zap Gun es una novela divertida en ese aspecto, pero perfectamente olvidable y sin especial relieve.
Mejor resultará El Mundo contra reloj (Counter-clock World), aparecida en 1967, y cuyo título en principio debía ser The Dead Grow Young. Para ella, Dick retomaba la idea y varios personajes de su relato de 1966 Your Appointmen Will Be Yesterday, dando más relieve a la figura del Anarca y mejorando la ambientación. Aún así, el tema se le escapa un tanto de las manos, por excesivamente rebuscado. El tiempo ha invertido su curso, los muertos resucitan, se hacen jóvenes, y "nacen". Los hombres no se afeitan sino que se "crecen" la barba. No se saludan, sino que se despiden, y viceversa. No falta el consabido toque de fanatismo religioso, aprovechando las circunstancias. La novela es floja, pese a algunos momentos especialmente memorables, como cuando Dick elimina de un plumazo al policía Joseph Timbane, que en ese mismo año aparecía en el relato Return Match, publicado en GALAXY, cuyo destino final tampoco era precisamente afortunado.
En ese mismo año aparece su primer trabajo en colaboración con otro escritor. Se trata de Ray F. Nelson, que empezó a escribir SF en I963, y que así ve publicada su primera novela, conjuntamente firmada con Philip Dick: The Gunymede Takeover. Contrariamente a lo que ocurrirá con la posterior Deus Irae, su colaboración con Zelazny, aquí sí se advierte una mano distinta a la de Dick en la confección de la novela. Novela que, ciertamente, es penosa. Deshilvanada, insatisfactoria, caótica, desordenada... Tan solo algún aislado chispazo (obra indudable de Dick, por el estilo), la eleva por encima de su aplastante mediocridad. Nos presenta la Tierra tras la invasión de los ganimedianos, seres vermiformes, a los cuales se opone un único foco de resistencia en las montañas de Tennessee, encabezado por el negro Percy X. Se envían espías para capturarle y contraespías para hacer que muera como un héroe. Tras diversos acontecimientos, los rebeldes consiguen poner en funcionamiento unas máquinas bélicas creadoras de ilusiones para destruir mediante ellas al enemigo. Sin embargo, las máquinas destruyen igualmente a quienes las emplean. Cabe decir que la escena de esta batalla está resuelta con tal cúmulo de absurdos y despropósitos, con una narración literaria tan francamente infame, que difícilmente el más infecto space opera podría empeorarla. Un psiquiatra ligeramente esquizofrénico, Rudolph Balkani, anima algo la acción en sus apariciones, no demasiadas, y además es pronto eliminado de la acción, al suicidarse (consiguiendo con ello Dick una de las dos o tres mejores y salvables escenas de la novela). El final es realmente tonto, excesivamente prolongado y remata con ello lo que no es más que un space opera nada distinguido amenizado por los fantasmas recurrentes de Dick y una ambientación al aire libre que le presta un cierto encanto.

 

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