CONTENIDO LITERAL

("Brumose", comentario de Manuel Díez Román. Derechos de autor 1997, Manuel Díez Román)

Tras un largo paréntesis tras la publicación de su antología de relatos Zooropa, apenas aliviada por la aparición de algunos relatos, varios en las pantallas de Ad Astra, ha llegado a las librerías la nueva novela de uno de los más firmes valores del género fantástico en España.
Brumose transcurre en un planeta azotado por un invierno nuclear, antigua civilización de la que quedan unos pocos vestigios tras la devastación producida por una guerra total. Y en esas tierras desoladas, cubiertas de nieve y hielo, una expedición terrestre intenta desentrañar los misterios de esa raza casi perdida, averiguar que‚ les llevó a destruirse.
La novela se estructura en cuatro partes. En la primera, "Oeste", una inesperada tormenta aísla a un equipo investigador terrestre, por lo que sus compañeros emprenden una expedición de rescate. Los hallan exhaustos, cercados por unos animales. Huyen y de regreso a la base son atacados por una bestia de poderes sobrenaturales. A pesar de sus defensas la bestia resulta ser inmune a sus armas y les pone en graves aprietos. A continuación, en "Norte", vemos una estación orbital que vigila el planeta. Uno de sus miembros comienza a tener alucinaciones. Miedos y rencores agazapados en su mente despiertan y le acosan. Acaba perdiendo la cordura y coloca en grave peligro el futuro de la estación orbital, alertada por la pérdida de contacto con la base planetaria. En "Noreste", una expedición parte a la búsqueda de respuestas a la falta de noticias de sus compañeros. Son atraídos a una cordillera en la que descubrirán un inquietante templo abandonado. Algo desconocido acecha en las sombras, esperando la llegada de los visitantes. Y en "Este" un transbordador de los científicos desciende al planeta, pero se estrella contra el mismo. El piloto, único superviviente, presa de alucinaciones entre la nieve, acaba averiguando el motivo real del desastre de sus camaradas.
En esas cuatro partes, Castrosín nos da las claves para entender la historia. No es un relato épico, sino la crónica de unos hombres que tratan de comprender por qué unos seres, tal vez muy parecidos a ellos, deciden masacrarse sin piedad. Están en un medio hostil y ajeno, en el que se verán obligados a pagar un coste muy alto para el resultado que pretenden alcanzar: el conocimiento. Y es en los momentos de dificultad y sinrazón en los que veremos aflorar la verdadera naturaleza humana.
En toda la novela se va filtrando cierta desazón debida al sutil terror que la impregna, insidiosa e inesperadamente, en ocasiones con cierto regusto lovecraftiano, sobre todo por lo desconocido e incomprensible a lo que se ven obligados a enfrentarse los humanos. ¿Qué se puede temer más que aquello que no entendemos, incapaz de ser asimilado por nuestra lógica? Se va introduciendo lentamente, transformando a las personas, hasta adueñarse por completo de sus actos, dominando sus sentidos.
Todo esto conduce a un bello final, no exento de cierta poesía, excelente broche para una novela narrada con un estilo directo, económico, sin concesiones cara a la galería, que nos permite sentir en toda su intensidad la epopeya anónima que nos describe Brumose. Una novela que reivindica el buen hacer de los escritores españoles, de lectura recomendable.
Buen comienzo para la aventura editorial dirigida por Alfredo Lara, editor también del magnífico fanzine Opar, que nos obsequia con una edición cuidada y muy profesional. Como debe ser.
Confiamos, además, que el éxito de esta novela consolide a su autor y le permita encontrar editor para la ambiciosa novela que actualmente está escribiendo.