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CONTENIDO LITERAL
("Alvin, el oficial", comentario de Eugenio Sánchez Arrate. Derechos de autor 1997, Eugenio Sánchez Arrate)
Con aires de asignatura pendiente nos llega este título, el cuarto de la saga de Alvin Maker, uno de los personajes más emblemáticos de la narrativa de Card, cuya serie fue iniciada en su día por la editorial catalana en la colección Fantasy, tristemente desaparecida.
Las tres primeras entregas de la obra se ofrecieron al lector español en época de mejores brisas y dejaron en ascuas a muchos aficionados. Gracias a esta continuación, asignatura aprobada en septiembre, milagro del tiempo y de las imprentas, hoy podemos leer los avatares y misterios de un personaje de fantasía cuyas aventuras transcurren en una Norteamérica alternativa muy entroncada con la corriente folk, en la que la magia es aceptada como un hecho cotidiano. En este marco peculiar, tan poco afín a las célticas recreaciones de los trilogistas anglosajones que invaden el mercado, se desarrolla la vida de Alvin, séptimo hijo de un séptimo hijo, mago, hacedor y héroe de los lectores americanos, tan necesitados de dioses como de propuestas culturales que les muestren sus raíces y las saquen a relucir, incluso extraídas de donde no hay.
La saga de Alvin ha sido repetidas veces galardonada con el premio Locus de fantasía en reconocimiento al interés que suscita allende los mares.
Por desgracia, en Europa, el fenómeno Alvin Maker ha dejado un poco fríos a los aficionados y no ha acabado de conectar con su pasado cultural, mucho más rico y dilatado en años, más variado y sugerente que el de la joven Norteamérica. Acaso por eso, porque cuando uno lee las entrañables historias de este Alvin, niño sabio y prodigioso (la especialidad de Card a la hora de crear personajes) se advierte que el mundo en el que todo transcurre resulta tan ajeno como carente de peso histórico, las aventuras del muchacho no consiguen engancharnos como sin duda lo hacen en el país de la hamburguesa.
Sirvan sin embargo estas palabras, no como demérito sino como elogio para un autor que, a pesar de los pesares y sin un gran acervo cultural sobre el que construir una historia, ha obsequiado a los estadounidenses con un nuevo héroe literario, publicando una serie de narraciones dignas, originales y ajenas a las corrientes habituales del género, aportando con ello una nueva visión al siempre necesitado panorama de la fantasía mundial.
Porque el libro lo merece, y porque la historia también, esta cuarta entrega de Alvin no defraudará a los que ya iniciaron la lectura de la serie hace algunos años.
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