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CONTENIDO LITERAL
("Mundo perdido [el]" comentario de Armando Boix. Derechos de autor 1996, Armando Boix)
Una inconsistencia argumental de la primera parte -que el laboratorio de ingeniería genética mostrado sea demasiado pequeño para haber realizado en él la necesaria producción industrial de crías-, sirve a Michael Crichton para imaginar una nueva isla, el Enclave B, donde permanece escondida la verdadera factoría de dinosaurios, ahora abandonada y con todos sus retoños correteando y dándose de dentelladas en libertad.
Alertado por la aparición de cadáveres de animales inclasificables en las playas de Costa Rica, un paleontólogo consigue localizar el lugar de donde proceden y organiza un expedición para visitarlo. Claro está, no faltarán rivales sin escrúpulos, deseosos de conseguir los huevos de tan fantásticos bichejos. ¿Imaginan lo que pagaría un cazador millonario por abatir a un tiranosaurio y colgar en el salón su cabeza como trofeo?.
Crichton siempre se ha caracterizado por ser un escritor minucioso y con una amplia documentación detrás. En esta novela no hace honor a su reputación y parece haberla edificado con apresuramiento, sin apoyarse en ideas sólidas y dejando abundantes cabos sueltos. Se limita a encadenar escenas de acción una tras otra, en un rosario que no concede reposo al lector y que, falto de equilibrio con otros momentos más reflexivos, deja de emocionar por su propia monotonía.
No cabe duda que el autor ha escrito pensando en la pantalla grande. Los incisos didácticos a los que es tan aficionado prácticamente desaparecen y la narración se estructura en capítulos breves, subdivididos a su vez en pequeñas escenas, en ocasiones de sólo uno o dos párrafos, como si de un montaje cinematográfico se tratara.
No faltan, tampoco, los inevitables niños metidos con calzador, pero que tanto gustan a los productores y tan bien rinden en taquilla.
Podemos hablar, así, de un producto prefabricado para obtener un rápido rendimiento económico, primero con la venta de la novela y después con la película, actualmente en preproducción. Un paso en falso en la interesante, por otra parte, bibliografía de Michael Crichton, que en esta ocasión se limita a ofrecer un entretenimiento sin trascendencia del que cabía esperar más, dado el atractivo de la entrega anterior, muy superior en todos los aspectos.
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