El apartado de revistas de SF y F en la Argentina, rebosa de infrecuentes .apariciones, frecuentes desapariciones (tras intentar superar el segundo o tercer número) y esporádicas segundas épocas. Lo que hace original esta resurrección de la revista Minotauro son los quince años transcurridos desde el último número de la primera época y, más que cualquier otra cosa, el metódico golpeteo a pico y pala que permitió a un grupo de personas llegar a esto.
"La costa asiática" de T. Disch, es una novela corta sutil e impecable: el lento deslizarse de un hombre hacia un destino que le sale al encuentro, que lo rodea exasperantemente y del cual, pese a lo previsible que resulta no puede escapar. "Algunos enfoques acerca del problema de la escasez de tiempo", de U. K. LeGuin, es una breve exposición de las principales hipótesis destinadas a resolver este inquietante problema; la teoría del agujerito, el momento biodegradable, el movimiento de conservación temporal. En "Un sueño a mediodía" G. Dozois logra un buen relato a partir de una premisa bastante común. "Crisólito, entero y perfecto" de R. A. Lafferty, es un desconcertante viaje a un continente inexistente (Africa), habitado por animales rarísimos: monos, cocodrilos, jirafas. F. Leiber ofrece en "El hombre que se casó con el espacio y el tiempo" (erróneamente citado en Tránsito nº 9 como publicado por la rev. de SF y F de edic. Orión) una fugaz visión de un universo matemático, simétrico: el nuestro. El único relato argentino es "La sueñera" de Ana M. Shua, una relación de sueños, sueños, sueños, donde se entremezclan lo absurdo, lo grotesco y lo cotidiano.
J. G. Ballard realiza una inteligente interpretación del surrealismo y sus vínculos con la ficción especulativa en el artículo "El advenimiento de lo inconsciente". Además de comentarios, noticias y un artículo sobre cine una entrevista con Pablo Capanna, conocido (dentro del género) ensayista y filósofo que, en esta ocasión, analiza los conceptos de tecnocracia, tecnarquía y tecnología, el desarrollo de la ciencia ficción en el país y sus posibilidades actuales.
Salvando los diferentes enfoques que ofrece cada uno (el sesudo trabajo de Disch, el humorismo de LeGuin, el tratamiento del absurdo de Lafferty, etc.), el nivel de calidad de los relatos es bastante parejo: muy satisfactorio. La selección es variada y la proporción ficción-no ficción es aproximadamente 2:1. El único punto flojo es la reproducción de fotos e ilustraciones, que salieron muy oscuras y, en uno o dos casos, totalmente ininteligibles.
Pese a que gran parte del plantel de Minotauro proviene de la revista El péndulo (empezando por el director: Marcial Souto), esperar comparaciones entre ambas es inútil pues las miras de la primera son mucho más amplias tanto en lo referente a público como en lo que hace al contenido. Tampoco es válida una comparación con los números de la primera época, pues aquellos se limitaban a traducir el material aparecido en SF y F y tenían más carácter de antología que de revista.
En la presentación de Minotauro, efectuada en la Feria del Libro, Souto manifestó su deseo de convertirla en el medio de expresión de todos aquellos autores poco conocidos o inéditos que se acerquen a ella. Que así sea.