Los argumentos de Smith muestran una cinceladura, un trabajo detallista del bloque total de la historia para descubrir al lector los más insignificantes aspectos de una trama cuyo desenlace no interesa, puesto que ya la declara al principio sin vergüenza ninguna, pero a la que va a enriquecer, sin cometer el pecado de entorpecer la acción a base de nimiedades, llevando al lector a sumirse en el paladeo de un mundo tan rico en inventiva como ágil en sucesos.
Con una inteligente estructura argumental, se nos cuenta un viaje doblemente iniciático. Es la introducción aceptación del héroe, Rod McBan, en su sociedad y en su propio ser. Como los grandes personajes, ambas aceptaciones están distanciadas. Semejante circunstancia lleva a plantear la oposición de Norstrilia y el resto de los mundos, con dos consecuencias claras: una riada imaginativa de Smith, y una omnipresencia de dualidades en todos los planos.
Puede achacarse a Smith que a veces descuide el rigor causal de las acciones de los personajes. No obstante, pocos autores hay en la ciencia ficción que sepan tanto del realismo del detalle, en el sentido de dar a cada aspecto de la obra una coherencia en sí, como hace con un tema tan masacrado como la telepatía. Por esto y por la profundidad de su estilo, bien merece el premio de la alabanza.