|
CONTENIDO LITERAL
("Brumose", comentario de Julián Díez. Derechos de autor 1997, Gigamesh)
Como veréis, en este número todas mis críticas son positivas, para que luego me digan cosas feas. Pero no os preocupéis, no he enfermado: ya iremos con 3.001 y el Santiago de Resnick en el próximo y me resarciré. El caso es que este Seis es otra prueba de la buena salud de la literatura española de cf, una obra de acabado algo imperfecto pero que confirma que hay personal que se gasta ideas de empaque y que es capaz de ponerlas sobre el papel con dignidad, cuando no con verdadero acierto. Al fin y al cabo, cualquiera de los tres títulos españoles que comento hubiera sido considerado en los setenta como La Novela Del Año.
Mares ya ha dado muestras aquí y allá de ser un escritor competente y con unos futuribles más que envidiables. En esta ocasión, brinda a la irregular aunque cada vez más establecida colección Espiral el mejor de los títulos que ha publicado hasta la fecha: una novela corta en la que el mito de Alicia se combina con el space opera, en un cóctel en el que no falta la mala leche y las referencias a otras muchas obras infantiles.
En Seis, un grupo de niños que reciben los nombres de diversos personajes clásicos habita en un entorno cerrado que pronto queda claro que es una nave espacial generacional (no reviento nada: el factor sorpresa no es precisamente el punto fuerte de la historia). Entre ellos, las relaciones tienen todo el sadismo que es propio de los tiernos infantes en su desarrollo cotidiano, y el pulso tenso de la acción se mantiene vivo página tras página.
El reto que se había planteado Mares, el de escribir un relato de ciencia ficción en un lenguaje infantil, es terriblemente complejo y en ocasiones la acción se le escapa de las manos, pese a lo cual el balance es más que satisfactorio y redondea una buena cosecha nacional.
|