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CONTENIDO LITERAL
("Marte se mueve", comentario de Susana Vallejo. Derechos de autor 1996, Gigamesh)
Una novela que, sin embargo, sí es épica, que trata de una manera deliciosa el desarrollo de un personaje que conocemos en sus años más difíciles (la primera juventud; el descubrirse a sí mismo: quién soy de verdad ahora que he terminado mi carrera universitaria, qué soy, qué quiero, a quién quiero...), y que no tiene más pretensiones que la de entretener, es Marte se mueve de Greg Bear. La novela ganó el Nébula del 94 y fue finalista del Hugo. No es de extrañar. Miquel Barceló nos advierte en la introducción que puede convertirse en un clásico de la altura de La Luna es una cruel amante de Heinlein, y después de terminar su lectura no me parece una exageración.
Marte se mueve comienza con una aventura universitaria, una acción de rebeldía en la que la protagonista, Casseia Majumdar, se mete sin saber bien por qué. Desde las primeras páginas hay aventuras trepidantes, y el ritmo narrativo nunca decae. Cada episodio capta el interés del lector por una u otra causa, desde esta pequeña rebelión, a la primera historia de amor, pasando por la enmarañada política con ese antipático planeta Tierra.
La parte literaria es realmente buena. Mientras me sumergía en este mundo marciano no podía dejar de pensar que estaba leyendo a George R. R. Martin y su Muerte de la Luz. Sí, es una apreciación personal, pero esos sentimientos, esos personajes eternos... No se puede olvidar esa historia de amor eterna, ese levantamiento marciano... Y esos pequeños detalles que sobresaltan y emocionan, como los "fantasmas" del pasado y del futuro que nunca fue que en los momentos cumbres de la novela rodean a la protagonista.
Marte se mueve urde todo un universo creíble: la Tierra postmoderna que ya aparecía en Reina de los Angeles, la Luna y el Marte provincianos, orgullosos, ex colonias de la Tierra luchando por sus derechos. Una trama política entretenida y que no resulta confusa, un desarrollo científico (que por cierto dicen que es hard, pero yo me digo ¿se pueden hacer realmente esas cosas con la antimateria?...Sí, sí, ya se que la teoría.....). Y ese retrato de un Marte normal, en el que lo raro y exótico es lo terrestre; Casseia visita una zona de Marte en la que "la presencia de tantos terrícolas -algunos de ellos transformistas exóticos- creaba una atmósfera muy poco marciana". Cosas como esta hacen que el lector se identifique con los colonos marcianos y no con los terrestres... Quizás la única parte criticable sea el exagerado parecido entre el proceso de independencia de los Estados Unidos y el de este "Marte moviéndose", en plan norteamericano: viva América, la libertad, qué majos somos, ta ta ta...
Marte se mueve es una gran novela a la que por serlo hay que perdonar sus trampas sensiblonas como ese epílogo histórico-grandioso a la par que humano que parece pretender sacarnos una lagrimita con cucharón.
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