COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN

(Comentario de Armando Boix publicado en el volumen Ad astra 9, ediciones Ad astra, colección Revista electrónica, número 9, edición de 1997. Derechos de autor 1997, Armando Boix)
No es malo que en una narración haya una preocupación de fondo, incluso una ideología, que el relato pretenda ilustrar. Lo triste es cómo, a menudo, las novelas de tesis tienden a ser aburridas y discursivas, y su literatura, más que poseer un valor propio, queda como simple servidora de factura más bien plana. Preservad la Tierra se adentra en ese terreno peligroso con un presupuesto ecologista -la sociedad actual atenta contra el equilibrio natural y eso nos aboca al desastre- y usa para ello del eficaz recurso de la ciencia ficción, que nos permite asomarnos al futuro.
Por fortuna José Vilches soslaya algunos escollos, no cayendo en el desenlace previsible al que el discurrir de la trama parece conducir; en cambio, la detectable falta de experiencia del autor le hace incurrir en otro tópicos -el viaje en el tiempo para remediar, desde el pasado, un presente indeseable-, mientras la calidad del texto, en cuanto a ritmo y uso del lenguaje se refiere, no se despega de resultados menos que discretos.
Buena parte de la narración está construida a partir de los diálogos, pero estos no consiguen dotar a la novela de mayor agilidad, como acostumbra a suceder; al contrario, las largas y constantes conversaciones enlentecen la historia, al ser utilizadas para ofrecer al lector información que mejor aparecería desgranada a través de la acción de los personajes, que aquí parecen limitarse a discutir sin pausa en sus despachos. Además, la historia contiene en sí misma otras inconsistencias, producto quizá de una no razonada influencia de la ciencia ficción anglosajona. ¿Alguien podría explicarme, por ejemplo, por qué los habitantes de un planeta lejano sin ninguna conexión con la Tierra responden a nombres como Warren, Harold, Garry o Whitman?
Preservad la Tierra está entre las obras más flojas aparecidas en la colección Espiral. Soy consciente, no obstante, de las buenas intenciones de su editor, al procurar dar cancha a escritores poco experimentados, a los que la publicación puede servir de acicate. Si Preservad la Tierra no es demasiado satisfactoria, sin duda como ejercicio habrá servido de mucho a su autor, que podría en otra ocasión obsequiarnos con una nueva novela que nos gustará aplaudir.

(Comentario de Julián Díez publicado en el volumen Gigamesh 9, ediciones Alejo Cuervo, colección Gigamesh, número 9, edición de 1997. Derechos de autor 1997, Gigamesh)

Esta misma pregunta cabe hacérsela a raíz del último tomito de Cuadernos Espiral. Se trata de una colección animosa que creo necesario apoyar por la puerta que abre a los nuevos autores españoles. Sin embargo, su última entrega, este Preservad la Tierra, tiene un interés ínfimo y quizá debería llevar al editor a replantearse los estándares de calidad del proyecto.
Se trata de una historia ecológica, patéticamente bienintencionada, en la que el autor novato recurre al arsenal de los más manidos tópicos del género. Al igual que en algún otro título reciente de la colección, como el de Sergio Mourelle, se echa de menos una mínima labor de orientación por parte de alguien que contribuyera a limar momentos absolutamente teatrales, diálogos de guardarropía y presuntos efectos sorpresa sin contenido. Sin llegar al extremo de algún momento de la ya citada de Mourelle (en la que unos personajes quedan a comer y cuando se levantan de la mesa se despiden para ir a dormir, porque al autor se le ha olvidado que no estaban cenando), este Preservad la Tierra es un ejercicio de prácticas que esperemos no sea representativo de la obra futura del autor, y que desde luego jamás debió de abandonar el entorno privado en su difusión. Lo más ecológico hubiera sido ahorrar el papel gastado en Preservad la Tierra. Hay que dar gracias por su trabajo promocional, pero sería deseable que lo dedicara a pulir a la gente a la que da cobijo y no a publicar indiscriminadamente, aunque eso supusiera una periodicidad menor.