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CONTENIDO LITERAL
("Frente a frente con Joan Carles Planells", entrevista de Joan Manel Ortiz. Derechos de autor 1996, Joan Manel Ortiz)
BEM: Háblanos un poco de tu vida literaria.
Joan Carles Planells: Nací en Barcelona en 1950, y desde pequeño me interesó escribir, casi desde que tengo uso de razón. Lo primero de lo que tengo memoria de haber escrito fue un cuento ambientado en el Oeste, del que ni recuerdo el título. A partir de los 17 años comencé a plantearme un poco más en serio lo de escribir, aunque principalmente lo hacía para entretenerme a mí mismo.
BEM: ¿Qué tipo de cosas escribías por aquel entonces?
JCP: Escribí un montón de cuentos de humor negro, policíacos y parodias. Formaban una serie muy larga, casi siempre con un mismo protagonista, narradas en primera persona la mayoría de las veces.
BEM: Y la ciencia ficción, ¿cuando comenzó a interesarte?
JCP: Muy tarde, porque descubrí el género cuando debía de tener 23 o 24 años, a través de Nueva Dimensión, evidentemente. Por aquel entonces había dejado de escribir hacía ya algún tiempo. De los 20 a los 22 había escrito varias novelas y algunos cuentos, pero lo dejé porque creía que no conducía a ninguna parte.
BEM: ¿Nunca pretendiste ser un escritor profesional?
JCP: Como todo el mundo decía que era tan difícil, ya ni me lo había planteado. Por aquel entonces trabajaba en una oficina y la escritura era un pasatiempo ocasional.
BEM: Volvamos a Nueva Dimensión y a tus orígenes como escritor fantástico. ¿Cómo fue que volviste a escribir?
JCP: A raíz de comenzar a colaborar en Nueva Dimensión.
BEM: ¿Cómo fue eso?
JCP: Había escrito una carta a la revista comentando Una mirada a la oscuridad, de Dick, que aún no se había publicado en nuestro país por aquel entonces, y un tiempo después, no recuerdo exactamente cómo fue, Domingo Santos contactó conmigo y me propuso hacer críticas literarias de las novedades para la revista.
BEM: ¿Cómo era Nueva Dimensión por aquel entonces?
JCP: Era la época en la que Santos se hacía prácticamente él solo Nueva Dimensión. Estamos hablando de principios de 1980, si la memoria no me falla. Pero yo no me integré en la mecánica de producir la revista, sino que simplemente colaboraba con ella, y así fue hasta su desaparición.
BEM: Hablemos un poco de tu carrera como escritor. ¿Cuándo comenzaste a publicar?
JCP: Lo primero fueron dos cuentos, que aparecieron casi simultáneamente, uno en Kandama y otro en Nueva Dimensión. Después hubo otras colaboraciones en publicaciones como Gimlet, y otras pero casi ni me acuerdo. Más tarde empecé a trabajar para las revistas no comerciales como Máser, Fan de Fantasía, Tránsito, Opción... Todo esto en los primeros años de la década de los ochenta.
BEM: Se ha dicho de ti que eres uno de los mejores críticos que ha tenido nunca la ciencia ficción española. ¿Estás de acuerdo? Critícate a ti mismo.
JCP: Es una opinión que me han dicho muchas veces, es muy halagadora pero creo que algo exagerada. Sólo he procurado hacer mi trabajo lo mejor posible.
BEM: ¿Por qué tienes tan abandonada esta faceta en la actualidad? Apenas si publicas artículos y críticas literarias...
JCP: Porque estuve escribiendo demasiado sobre lo mismo durante muchos años y, a la larga, llega a cansar. Si no disfrutas con lo que escribes lo mejor es dedicarte a otra cosa, a otro tipo de actividad literaria. Si escribo alguna vez algún artículo o estudio, es sobre algo que me interesa muy especialmente. Pienso que, actualmente, hay gente que lo hace muy bien, yo me atrevería a decir que mucho mejor de lo que dicen que yo lo he hecho, como por ejemplo Pedro Jorge Romero, quien sin que nadie se dé cuenta, está haciendo una labor realmente formidable. A mí lo que me gusta es escribir historias, es lo que siempre he deseado hacer, pero el hecho de escribir durante tanto tiempo críticas y ensayos me ha perjudicado en el terreno creativo, o al menos así lo veo yo, ya que es inevitable que la gente te mire de una determinada manera si has estado ejerciendo de crítico durante mucho tiempo y luego te pasas a la ficción. Escribir crítica termina siendo algo demasiado forzado y, al final, ya ni disfrutas, así que es mejor dejarlo antes de que te quemes.
BEM: Sin embargo, tu producción narrativa ha bajado en cantidad los últimos años, a pesar de que tu faceta como ensayista también se ha visto reducida a la mínima expresión, aunque por lo que ha dicho la crítica, el nivel de calidad de tu ficción ha subido muchos enteros. ¿A qué crees tú que ha sido debido? ¿Tal vez a que ahora maduras más tus historias?
JCP: Yo antes escribía mucho y muy de prisa, y no corregía nada. Ahora escribo menos y sólo cuando tengo algo concreto que decir, y reviso cuidadosamente todo cuanto escribo. La edad es posible que también influya en ello: uno tiene una perspectiva diferente de las cosas y de lo que se quiere decir. Primero se escriben muchos cuentos porque tienes que hacer "ejercicio", por decirlo así, y después ya te depuras a ti mismo un poco. Si releo muchos de los cuentos que he escrito, tanto publicados como no, pocos me gustan. De los aparecidos en los primeros años salvaría uno o dos, como mucho. Me siento mucho más identificado con lo que escribo actualmente.
BEM: ¿Cuales, por ejemplo?
JCP: "Cambio de guardia", que fue publicado por Nueva Dimensión, y tal vez algún otro. Pero son cuentos que, hoy en día, ya no me dicen nada.
BEM: Tú sigues fiel a tu máquina de escribir manual. Eso provoca que no puedas reelaborar fácilmente tus textos. ¿Piensas que ello te condiciona como escritor, o por el contrario te parece que es algo positivo?
JCP: No lo sé. Yo estoy acostumbrado así. El ordenador me obliga a estar demasiado pendiente de la técnica y yo escribo demasiado deprisa para preocuparme de la técnica. Estoy satisfecho de hacerlo así y me resulta mucho más cómodo.
BEM: Hablemos ya de El enfrentamiento. Ha sido un largo camino hasta su publicación, ¿no es así? Sabemos que iba a publicarse inicialmente en Ultramar, pero el destino le fue adverso. Explícanos un poco aquella historia y cómo es que ahora ha visto la luz, años más tarde, en Miraguano.
JCP: Por lo que recuerdo, porque después de tantos años ya no me acuerdo de todos los detalles, la empecé hacia 1981 o 1982, y entonces era una novela corta, concretamente la primera parte del libro, la titulada "La muchacha de la boina roja". Después vino una segunda novela, que es de hecho la segunda parte del libro, y no sé como, me di cuenta de que podía juntar las dos y convertirlas en un único libro. Domingo Santos la leyó, aunque creo recordar que sólo la primera parte, cuando todavía estaba editando Nueva Dimensión, pero poco después dejaba de funcionar tanto la revista como la editorial, con lo cual las posibilidades de publicarla se redujeron a cero. Fueron pasando los años y cuando yo ya me había olvidado de la novela, surgió la posibilidad de que apareciera en Ultramar. Esto debía de ser entre 1989 y 1990, por lo que yo recuerdo. Ante esta oportunidad, reescribí totalmente el libro, desechando partes, añadiendo otras, puliendo muchos detalles a todo lo largo del manuscrito, hasta el último momento. Fue un trabajo agotador, pero quedé satisfecho. El libro entró en producción. Entre que lo hizo y tuvo fecha fija de aparición se demoró otros dos años, con lo que coincidió con el cierre de Ultramar, cuando ya estaba ultimada la edición e incluso se estaba trabajando en la cubierta. En fin, el resultado de todo ello fue que la novela ya no podía publicarse en ninguna parte. De todos modos, siguiendo los consejos de Domingo Santos, aguardé a que finalizara el plazo que el contrato de Ultramar indicaba para su publicación, y les notifiqué mediante carta con acuse de recibo que, habiéndose agotado dicho plazo, habían perdido los derechos de la novela y éstos revertían nuevamente a mí. Esto, por lo que respecta a mí, fue el final de todo el asunto, y, con el tiempo, me olvidé completamente incluso de la existencia del libro. Y, de repente, hace unas semanas, recibí una llamada telefónica de uno de los responsables de Ediciones Miraguano, diciéndome que tenían la intención de publicar El enfrentamiento. Me quedé muy sorprendido, ya que no recordaba siquiera que ellos tuvieran la novela, algo que seguramente extrañará a la gente pero que me suele ocurrir con frecuencia: tengo un control completo sobre mis relatos pero una habilidad extraordinaria en extraviar todas mis novelas, hasta el punto de que ni siquiera tengo una copia del texto definitivo de El enfrentamiento, ni sé dónde paran mis otras novelas. Por lo visto, les debí remitir el original del libro cuando recibí el acuse de recibo firmado por Ultramar de la carta que mencionaba antes, pero dado el tiempo transcurrido desde entonces, había olvidado completamente el tema.
BEM: Sin duda, lo ocurrido con Ultramar debió ser una experiencia muy desagradable para ti como escritor, ¿no es verdad?
JCP: Desde luego, mucho. Tanto que casi me ocasionó una crisis personal y creativa. Esto duró bastante tiempo. Todos tenemos que pasar malos momentos en la vida. Sin embargo, hoy en día, casi me alegro.
BEM: ¿Por qué?
JCP: No sabría decíroslo exactamente. En primer lugar, me ha permitido publicar algunos relatos de los que me siento muy satisfecho. ¿Los habría escrito así o los habría escrito, simplemente, de haberse publicado la novela? Por otra parte, la prevista publicación del libro coincidió con una serie de hechos personales que me hicieron aborrecer la propia novela. Llegué hasta el extremo de temer su aparición. Con el paso de los años, me alegré de que el libro no fuera nunca publicado.
BEM: Acláranos un poco todo esto. ¿Dices que te alegraste de que no se publicara entonces, y sin embargo sí estás satisfecho de que ahora por fin vea la luz en Miraguano? ¿Es que has cambiado mucho el texto?
JCP: El texto es exactamente el mismo de cuando debía publicarse por Ultramar, no he cambiando absolutamente nada de él, porque igual me daba por cambiarlo todo, y además, como os digo, no podía localizar ninguna copia del manuscrito salvo la que, por lo visto, había remitido a Miraguano. En cuanto a si ahora me alegro o no de que se edite, os diré que me sí me satisface que aparezca impresa ahora. No por un especial cariño hacia la novela, sino porque creo que llega en un momento interesante a nivel personal. Puede que el público lector la aprecie mejor ahora de lo que lo hubiera hecho hace unos años. Que se publique en estos momentos me satisface más, ya que me permite ver la novela, la historia que narra, o las diversas historias que narra, con mucha una perspectiva más serena y tranquila que en aquel entonces, cuando yo estaba demasiado implicado en la historia, tanto a nivel creativo como personal.
BEM: Háblanos un poco del argumento de El enfrentamiento y de sus personajes. Por lo que se deduce, están inspirados en personas reales, ¿verdad?
JCP: Sí, personas reales y algunos hechos, verídicos, y esa es una de las razones por las que yo estaba tan implicado, y por lo que ahora gozo de esa serenidad aludida respecto al libro. No he vuelto a releer El enfrentamiento desde la última vez, hace ya casi seis años, cuando terminé su reescritura definitiva. Quizá lo haga a su aparición. Mis recuerdos de lo que allí narraba son algo confusos. El argumento transcurre en diversos mundos paralelos, uno de ellos una Barcelona ocupada por los nazis durante una breve Segunda Guerra Mundial. Otra parte del libro tiene lugar en una Barcelona muy distinta, si bien víctima de una serie de conflictos económicos internacionales con lo cual se vive una apariencia de falsa libertad. Estas dos Barcelonas, más otra a la que sólo se alude a través de un personaje, acaban teniendo un cierto contacto, e influyéndose en sus respectivos destinos a través de unos personajes que en muchas ocasiones son los mismos en uno y otro universo, viviendo incluso vidas muy parecidas. Al principio, cuando la escribí por primera vez, allá por 1980, pretendía ser un relato de aventuras, la novela corta a la que he aludido antes. Luego, al juntarla con la segunda parte y al añadir diversos fragmentos, la trama se complicó mucho más y, de ser una historia de aventuras, pasó a ser, al menos eso intenté, algo más, una mirada a unos personajes, a unos tiempos pasados, si bien evidentemente ficcionados, y a una reflexión sobre la inutilidad de algunos esfuerzos. Pienso, personalmente, que la novela es demasiado triste, o al menos a mí me lo parece, o este es el recuerdo que guardo de ella.
BEM: ¿Qué pretendías decir escribiendo El enfrentamiento?
JCP: Si esta pregunta me la hubierais hecho cuando debía de haber aparecido en Ultramar, os habría dado una respuesta muy larga sobre la historia, los personajes, sus relaciones, sus interconexiones y muchas cosas más. Hoy que, como os digo, recuerdo sólo algunas de las diversas acciones que suceden en las historias de la novela, me resulta difícil contestar a esto. El libro era una especie de examen del pasado, de cosas que viví, de gente que conocí y de acontecimientos que pudieron o no ocurrir. No recuerdo muy bien mis intenciones concretas al crear a los personajes, y al vivir sus vidas. Hoy prefiero contemplar El enfrentamiento como una novela de aventuras, una trama bastante compleja, eso es algo que he ido apreciando más con el tiempo, de mundos paralelos, de cambios temporales, de paradojas, que creo es lo que puede interesar más al lector de hoy en día.
BEM: ¿Piensas que el texto sigue siendo vigente, casi quince años después de haber sido escrito?
JCP: Ten en cuenta que la primera versión, la que escribí en su momento, fue totalmente modificada, y diversas veces, para Ultramar. Si hoy la reescribiera, se modificaría aún muchísimo más, porque yo ya no soy la misma persona que redactó la novela en su día. Hoy me gusta más complicarme la existencia al escribir un relato, cualquier historia, y aunque creo que algunos fragmentos de El enfrentamiento siguen siendo igual de buenos, el tono de la novela sería totalmente distinto, es decir, escrito por la persona que soy hoy en día. Eso es algo que el lector advertirá, seguramente, y que pienso que debe tener presente al leerla, y disculpar algunos fallos que pueda advertir. Por otro lado, como digo, yo la veo ahora como una entretenida novela de aventuras y como tal puede ser disfrutada, al margen de las intenciones que yo pusiera en la historia. Evidentemente, hay una diferencia tonal con relación a los últimos relatos que he publicado, diferencia que proviene del dilatado espacio de tiempo entre su redactado y su aparición pública. Eso es algo inevitable, pero es evidente que no me puedo pasar la vida reescribiendo una y otra vez este libro, así que doy por buena esta versión.
BEM: ¿Tienes alguna especial debilidad por las ucronías? No podemos por menos que recordar tu fascinación por la obra de Philip K. Dick.
JCP: Sin duda que El enfrentamiento es muy deudora de la obra de Dick. Esto ya lo dije en su día, no recuerdo dónde. A eso es a lo que me refería al hablar del tono de la novela, a que si la reescribiera lo haría con la libertad con que escribo actualmente, lejos de las inevitables influencias literarias que uno tiene al crear sus primeras obras. Las ucronías son interesantes pero muy complicadas de escribir y, desde luego, El enfrentamiento no debe de ser vista como una ucronía, al menos en lo que respecta a la primera parte de la novela, ya que en la segunda no hay ucronía alguna. Tampoco era ese mi proyecto, sino una novela sobre mundos paralelos.
BEM: ¿Qué otros escritores te han influenciado?
JCP: Me temo que demasiados, pero esto es inevitable en cualquier escritor, especialmente en sus primeros trabajos. Lo importante es deshacerse, a base de trabajo y más trabajo, de estas influencias. Eso llega por sí solo y ni te das cuenta: un día te pones a escribir una historia y ya no piensas en cómo la escribiría fulanito en su estilo, sino que te preocupas en hacerlo como tú la sientes dentro, y es en ese momento cuando las influencias ya han terminado. Podría daros una lista de los escritores que me han influido, como Dick, por ejemplo, pero sería demasiado larga y, en algunas ocasiones, con nombres bastante ridículos así que es mejor olvidarlo.
BEM: Háblanos un poco de tu obra actual y de tus proyectos. ¿Estás trabajando en algo concreto? ¿Quizás otra novela?
JCP: Nunca me proyecto trabajar en nada concreto, eso lo hacía años atrás. Como os he comentado, ahora sólo escribo cuando tengo algo que decir, o me viene una idea que me interesa mucho y me lanzo a desarrollarla. Me siento mucho más satisfecho así. Para mí, escribir es, ante todo, un placer personal, una forma de comunicarme y algo con lo que exorcizar diversos problemas. Si yo no soy el primero en disfrutar intensamente de lo que escribo, creo que quien lo lea tampoco podría disfrutarlo, por ello no me preocupo si, por ejemplo, en un año sólo escribo un relato. He escrito demasiados cuentos que no me gustan nada hoy en día, por lo cual prefiero hacerlo cuando tengo algo interesante que decir.
BEM: El año pasado, que nosotros sepamos, sólo publicaste "Otro día sin noticias tuyas", en Visiones 1995, un cuento del que tú mismo decías que no estabas demasiado satisfecho, y que sin embargo es candidato a los Premios Ignotus este año. Y ahora sale "La mirada del intruso" en Visiones 1996. En ambos se aprecia perfectamente la gran parte de ti mismo que pones en cada historia. ¿Crees que estas narraciones están marcando un poco un nuevo camino para ti como autor, o simplemente son esos ejercicios de autoexorcismo de los que hablabas?
JCP: Son principalmente ejercicios de autoexorcismo, como vosotros muy bien decís. El problema es hasta qué punto esto le pueda interesar al lector. Yo reconozco que este puede ser un inconveniente. Pero, como decía, yo quiero escribir lo que tengo necesidad de comunicar, y por ello utilizo la ciencia ficción como una especie de coartada literaria, lo que hace que los cuentos sean, lógicamente, más difíciles de escribir. No me veo hoy en día escribiendo un tipo de relatos como los primeros que publiqué, y otros que ni siquiera vieron la luz. Por aquel tiempo creo que escribía demasiado y no me implicaba personalmente en las historias. Hoy lo hago, pero claro, como os digo, es difícil escribir ciencia ficción o, al menos, el tipo de ciencia ficción que me sirva a mí para contar mis preocupaciones personales. En cuanto a lo de que "Otro día sin noticias tuyas" no me dejaba satisfecho, eso es algo que me suele ocurrir con frecuencia y que no sé si utilizar como una especie de barómetro. Cuando he escrito un cuento que me gusta mucho, resulta que es el que a nadie le gusta cuando lo lee. Y, exactamente lo contrario, cuando no quedo nada convencido del resultado final, parece que aquella historia es la que le gusta a todo el mundo. Igual es lo que ahora pueda ocurrir con El enfrentamiento, que me resulta totalmente indiferente y que, a lo mejor, entusiasma a los lectores, no lo sé.
BEM: ¿Piensas seguir escribiendo ciencia ficción o te has planteado la posibilidad de pasar a otros géneros? ¿No te ha tentado nunca el intentar escribir lo que se ha dado en llamar "literatura general"?
JCP: Yo escribo lo que me pasa por la cabeza. No me planteo si va a ser ciencia ficción u otra cosa distinta. Simplemente escribo por el placer de hacerlo.
BEM: ¿El enfrentamiento es una historia cerrada o puede haber alguna continuación?
JCP: Es una historia totalmente cerrada, tal como los lectores verán al final del libro. Es imposible que tenga secuela o continuación alguna. De hecho, en la reescritura final, me preocupé muchísimo en atar todos los cabos para que no quedara ninguno de ellos suelto y la historia, efectivamente, se cerrara sobre sí misma. Sin embargo, algo que quise hacer en su momento era escribir algún relato o novela corta ambientado en el mundo de la primera parte del texto, la titulada "La muchacha de la boina roja", es decir, la que transcurría en una Barcelona ocupada por los nazis. Cuando estaba prevista la publicación en Ultramar, ya empecé a escribir unas páginas de un relato que transcurría algún tiempo después de los hechos allí narrados, con personajes nuevos y algunos de los supervivientes, pero claro, cuando cerró la editorial y al no haber ya posibilidad alguna de su aparición, lo dejé, porque era evidente que no tenía sentido alguno escribir ni publicar una historia sobre un universo que el lector no conocía, y tampoco era plan introducir en el relato explicaciones a fin de que se familiarizase con esa Barcelona de ficción. Sin embargo, al recibir la noticia de que Miraguano pensaba, por fin, publicarla, sentí unas inesperadas ganas de hacerlo, quizá para celebrarlo. Me apetecía revisitar ese mundo, no tanto por el mundo en sí, como por mí mismo, ver cómo me sentía yo, como escritor, paseándome por esa ficción que creé. Naturalmente, ya no recordaba el argumento que tenía previsto en su día, seis años atrás, para ese cuento, así que partí de cero, con nuevos personajes, algunos de los antiguos, y una trama que fue creándose sobre la marcha. Me siento satisfecho del resultado, porque por una parte me ha permitido recuperar ese mundo de ficción y hacer un poco las paces con él, y, por otra, narrar una historia de la que he quedado contento, libre ya de las influencias a las que antes aludíamos en relación a la escritura de El enfrentamiento.
BEM: ¿No vas a decirnos cómo se titula esa historia?
JCP: "Una oveja negra y algunos lobos". Creo que el título es un resumen de lo que cuenta la historia, y quién sabe si volveré a escribir más relatos sobre este universo. No desdeño la idea, pero tendría que ser para decir cosas muy concretas, no para desarrollar una simple intriga de aventuras.
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