COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN

[Nota de Términus-Trántor: Estos comentarios fueron preparados inicialmente para el volumen editado por Ediciones B]

(Comentario de Editorial AEFCF publicado en el volumen Pórtico 11, ediciones AEFCF, colección Revista, número 11, edición de 1995. Derechos de autor 1995, Editorial AEFCF)
Con este cuarto volumen se completa la publicación de esta magnífica (y única en el mundo) recopilación de la obra de ese gran autor que fue Paul Myron Anthony Linebarger, más conocido como Cordwainer Smith. En su prólogo, Miquel Barceló no oculta el orgullo que supone a la editorial semejante antología, orgullo al que deberíamos sumarnos todos los aficionados al género aunque no sea más que por ver repetida la experiencia con otros autores.
El contenido de este volumen comienza con la publicación de las cuatro últimas narraciones de la Instrumentalidad ("En el planeta de las gemas", "En el planeta de las tormentas", "En el planeta de arena" y "Tres a una estrella") protagonizadas por Casher O'Neill, cerrando así la serie de la Instrumentalidad. Pero además, podemos encontrar otras seis narraciones ("La guerra 31-Q", "La ciencia occidental es tan maravillosa", "Nancy", "La flauta de Bodidharma", "Angerhelm" y "Los buenos amigos") que no son parte de Los Señores de la Instrumentalidad, pero que hacen de esta edición la única con las obras completas de este autor. Un apéndice con gran información bibliográfica complementa el ejemplar.

(Comentario de Xavier Riesco Riquelme publicado en el volumen Bem 44, ediciones Interface, colección Bem, número 44, edición de 1995. Derechos de autor 1995, Xavier Riesco Riquelme)
Los escritores de ciencia ficción suelen escribir (entre otras cosas) sobre el futuro. Con la palabra "futuro" no quiero decir que en realidad se describan mundos por venir: se describen mundos cuyas condiciones son diferentes de las nuestras y que en realidad no tienen nada que ver con procesos de extrapolación o predicción. 0 de lo contrario esto no sería literatura, sino ensayo sociológico. Cuando la cronología interna de una obra nos remite a un determinado tiempo en realidad se trata de asignar una dirección en el tiempo al lector ("esto ocurrirá mucho después de tu tiempo", "esto ocurrirá en tu tiempo, pero no ahora") en la que el lector puede asumir que ese mundo pueda existir. Existen otros recursos parecidos que surten el mismo efecto -la distancia, la dislocación de la percepción de la realidad consensual, la separación de universos narrativos- pero el efecto siempre tiende a separar al lector de la novela para que esta pueda tener lugar (siempre hablando de novelas de ciencia ficción).
Y luego está el problema de la percepción temporal. Solemos concebir el tiempo de forma lineal, la propia literatura (esta vez en general) tiene forma lineal (se lee según se avanza el libro, y el tiempo de la narración coincide con la dirección en que leemos, aunque los hechos contados, la historia, impliquen saltos en el tiempo). Esto no es nuevo. Varios escritores se han enfrentado con esta imposición clásica de la estructura temporal y formal de la novela y se han producido obras que pretenden abolir -o por lo menos desarticular- esa pretensión de linealidad, como Rayuela de Cortázar (con lecturas no lineales) o La flecha del tiempo de Amis (que pretende escribir una novela con la flecha hawkiniana del tiempo invertida). Pero aún en estos casos el experimento sigue estando limitado al hecho de que un libro exige una determinada estructura para poder ser leído (Borges en su relato "El jardín de los senderos que se bifurcan" apunta la posibilidad de una ficción que contenga todos los mundos posibles dentro de ella misma, pero se limita a escribir un cuento acerca de ella porque evidentemente no es posible hacerla en la práctica). El propio Cordwainer Smith apunta en esa dirección en su cuento "Solo en Anacreón", donde el sentido de la narración, dependiente psicológicamente del narrador, es en realidad inverso al de la historia cronológica del universo que le rodea.
Así me atrevería a afirmar que cuando un autor empieza a hablar del "futuro" nosotros esperamos, dejando a un lado los experimentalismos: a) una historia del futuro linealmente enlazada en la que la sucesión de hechos históricos obedezca a las reglas normales de causa efecto, una cronología consistente (como la de la serie Fundación, o la Historia del futuro de Heinlein) y b) una explicación de la historia presentada linealmente y que arranca desde un punto que podemos reconocer (las referencias a la Tierra como planeta madre de la humanidad en la obra de Asimov hacen ese papel de marco desde el que podemos comenzar a construir la cronología).
Lo que más me gusta de Cordwainer Smith es que su obra carece de esa necesidad de expresarle todo de forma coherente y de acuerdo con cronologías históricas. La principal evidencia de la maleabilidad del tiempo en las obras de Smith es que el propio Miquel Barceló, comentando el libro en la colección que él dirige, tenga que referirse a por lo menos dos cronologías internas de la obra de Cordwainer Smith, ninguna de las cuales proviene del propio autor, sino de sus estudiosos.
Más aún, las referencias internas en los cuentos de Smith, lo que dota de estructura cronológica a una obra de pretensión histórica, son vagas: A veces creo que se debería considerar que la referencia no es a un hecho descrito en un cuento cronológicamente anterior, sino que se está hablando de un cuento que existe en el universo de los personajes y que nosotros hemos leído también. Así en "En busca de tres mundos" la Hechicera de Gonfagón tiene más valor como una historia antigua que como realidad, porque el personaje que sostiene tener las memorias de la Hechicera no es una persona (verdadera). Y también es el caso del cuento (no escrito) al que hace referencia John J. Pierce -"La rata"-, en su introducción a la obra. Smith parece (parecía) saber bastante bien que el pasado sólo existe en forma de historias, y que por lo tanto es maleable, depende del punto de vista del observador. El truco de las referencias internas para dar realismo a una cronología es en este caso más de lo que se puede ver a primera vista, porque existen varios pasados para una sola situación.
El uso de símbolos en la obra de Cordwainer Smith es premeditado, claro a primera vista y fuerte: Cordwainer Smith dota de un sentido cristiano a su obra hablando de la cruz, el hombre en ella y de la posibilidad de redención. Pero aún así Smith parece jugar con otras implicacíones: La vieja religión, la religión de la cruz, es una esperanza de redención para los no-humanos (subpersonas), mientras que los seres humanos dirigentes, los señores de la Instrumentalidad -otro término religioso- han abandonado hace mucho tiempo cualquier tipo de creencia. El juego está en que el hombre crucificado no representa al Dios cristiano directamente, sino a la idea de verdadera humanidad a la que aspiran las subpersonas de origen animal.
En cuanto al estilo, lírico, poético y oscuro a veces, me remito a las consideraciones hechas en otros volúmenes de la serie en los cuales varios críticos explican como Cordwainer Smith (de verdadero nombre Paul Linebarger), gran conocedor de la cultura china, pretendía "adaptar la escritura y estilo habituales en la literatura china" para contar un vasto fresco de historias cruzadas a través del tiempo y el espacio. sin embargo, tal y como añade el antes mencionado Pierce, en En busca de tres mundos se añade un elemento que parece inspirarse en el Pilgrim's Progress, obra clásica de la literatura religiosa anglosajona. La resolución de Cordwainer Smith parece alejarse bastante del vocerío puritano de Bunyan: la redención no es un lugar -aunque sea metafórico- en la obra de Smith, sino un estado del alma. La comparación entre ambas obras es fácil si se leen: el paisaje alegórico. los personajes compulsivos, los obstáculos en el camino del héroe y el sentido de estar recorriendo el camino con una meta espiritual. Existen, por supuesto, muchos otros símbolos en la obra de Smith, pero reconozco no estar capacitado para hablar de ellos: la obra es simplemente demasiado densa y rica. Pero eso no impide ser apreciada por cualquier lector: la doble lectura es un ejercicio, no una necesidad.
En busca de tres mundos es el cuarto y último volumen de la serie Los señores de la Instrumentalidad publicada por Ediciones B a lo largo de varios años. En este volumen encontramos la novela corta que da el título al libro y los relatos no clasificables dentro del ciclo de la Instrumentalidad de Cordwainer. "En busca de tres mundos" narra las aventuras de Casher O'Neil, aventurero, para derrocar a un dictador en su planeta de origen. Casher emprende la búsqueda de apoyo y armas para lo que parece que va a ser una retribución sangrienta. Pero las armas no son físicas, no le es posible reclutar ningún ejército y su búsqueda resulta ser más ética que otra cosa. La elección final de O'Neil es sorprendente y maravillosa: Si no quieres el poder para ti, y no deseas matar a quién te lo arrebató ¿qué haces? Cambiar.
A los tres relatos principales que componen la novela se le añade, "Tres a una estrella", que vuelve a hablar de redención. Redención de la locura, redención de la soledad y redención del ennui de vivir. Las imágenes utilizadas por Smith en este relato son realmente potentes (el coloso de doscientos metros que representa la figura humana, el cubo negro que representa la destrucción física y psíquica, la pequeña nave que es un espíritu femenino) y constituyen un intento de metáfora de la humanidad usando sólo tres personajes. El único defecto que le encuentro -y es una estimación personal- es que resulta demasiado extraña al resto de los relatos de En busca de tres mundos como para que el lector no tenga la impresión de estar leyendo un añadido sin importancia.
De los relatos que se incluyen y no forman parte del ciclo de Los señores de la Instrumentalidad, recomiendo el titulado "Angerhelm", en el que Cordwainer Smith nos muestra su parte más perversa, aunque no lo parezca.
La obra de Smith, por tanto, me parece altamente recomendable en todo su conjunto -que es como la trato aquí. A pesar de opiniones vertidas en su contra, considero que el tiempo que ha pasado desde que vieron la luz no la desvirtúa en absoluto. Cordwainer Smith posiblemente escribiera desde su óptica personal, pero su intención me parece universal. Y creo que siempre merece la pena releerse "Crimen y gloria del comandante Suzdal", uno de los relatos que más me han impresionado jamás, que forma parte de los publicados por Ediciones B.
En resumen: simplemente maravilloso.