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CONTENIDO LITERAL
("Abominables sucesos de la casa Figueroa [los]", comentario de Armando Boix. Derechos de autor 1995, Armando Boix)
El propio Julián Díez había definido esta obra como una parodia de la novela gótica y, aunque algo de esto hay, el resultado final va más allá de la caricatura y el chiste. Es una obra perfectamente autónoma de la que es posible ignorar sus referentes sin disminuir para nada el placer de la lectura.
Es cierto que su Rosaura está modelada -en un principio- a imagen y semejanza de esas evanescentes damiselas que acarrean con una oscura maldición, y que Horacio, protagonista y narrador, en poco difiere de tantos petimetres gimoteantes que arrastran su melancolía por las páginas del Romanticismo. Sin embargo, considerando la intención fantástica del relato, el autor dibuja un cuadro del siglo XIX mucho más realista de lo acostumbrado. La sociedad isabelina estaba preñada de contradicciones, y así el sensible Bécquer era capaz de pergeñar, al tiempo que sus rimas, acuarelas obscenas sobre la reina y sus amantes, o al mismo Espronceda, apologista del amor ideal, se le atribuye una Oda a la mujer, de contenido soez, que parece irreconciliable con su Canto a Teresa. Esta misma tensión es la que siente Horacio entre la fuerza de sus sueños eróticos y el impulso galante hacia el objeto de sus amores, tensión creada artificialmente, a fuerza de corsés culturales, y necesitada de una liberación, una violenta catarsis. Aunque ésta no siempre llega -y es una de sus virtudes- por los cauces esperados...
Si alineamos esta historia con otra del mismo autor publicada en Kenbeo Kenmaro, "Pienso en ti", llegamos a la conclusión de que Julián Díez está empeñado en convertirse en el máximo defensor de una óptica feminista en la literatura fantástica española. No es mal objetivo, si persiste en la lucidez y elegancia de sus narraciones. El alto grado de exigencia que conduce su trabajo como crítico, articulista y editor, lo ha trasladado a su obra narrativa y, aun siendo un autor poco pródigo, hasta ahora ha logrado con sus relatos una calidad notable. Esta última obra publicada no sólo no desmerece del resto, sino confirma sus cualidades. Sólo cabe esperar que sus múltiples ocupaciones no nos priven por mucho tiempo de poder leer más relatos suyos.
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