|
COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN
(Comentario de Eduardo Gallego Arjona publicado en el volumen Bem 48, ediciones Interface, colección Bem, número 48, edición de 1996. Derechos de autor 1996, Eduardo Gallego Arjona)
He aquí la tercera entrega de Cuadernos espiral, una agradable sorpresa en el mundillo de la ciencia ficción española. A pesar de tratarse de una publicación sin ánimo de lucro, y de su peculiar formato (DIN A-4, encuadernado en canutillo), Juan José Aroz está logrando uno de sus objetivos: divulgar la obra de nuevos autores hispanos, especialmente en la modalidad de novela corta (que, merced al premio UPC, ha experimentado un notable auge en nuestro país).
El gran defecto es un interesante relato en el que se narra una historia de argumento conocido, aunque permite infinitas variaciones: el luchador solitario enfrentado a una compañía multinacional más o menos todopoderosa; en este caso es la Fish and Meat Corporation, especializada en la fabricación de proteínas sintéticas. La guerra (por llamarla de alguna manera) se entabla a nivel informático, una especie de partida de ajedrez entre genios programadores. Obviamente, no vamos a destripar aquí el desenlace, ni a desvelar ciertos detalles (como la forma de obtener las famosas proteínas sintéticas), ya que se trata de brillantes ocurrencias que logran sorprender al lector. En resumen: el autor cuenta un relato ameno y bien ambientado, que hace que el lector dé por bien empleado el dinero gastado.
Jugando un poco con el título, ¿tiene la obra algún pequeño defecto? Tal vez necesitaría un leve pulido de estilo, tratar de decir lo mismo con menos palabras, pero eso es algo que se alcanza con tiempo y experiencia, y el autor apunta buenas maneras: se nota que quiere interesar al lector con su historia, en vez de refocilarse en la contemplación del ombligo. Sin embargo, hay un defecto, muy común en la ciencia ficción dura, y que creo que debería ser subsanado.
Se trata de querer "explicar" demasiado, a modo de lección magistral universitaria. De acuerdo, en muchas novelas de ciencia ficción hay conceptos científicos o técnicos que pueden no ser conocidos por el lector (sobre todo, si se aspira a captar público no familiarizado con los ordenadores). ¿Cómo hacer la luz en la mente del receptor de la obra? Aquí se ha optado, como tantas otras veces antes, por mamotréticas explicaciones que pueden ocupar largos párrafos (a veces en boca de los protagonistas, otras no; véanse, por ejemplo, las que se refieren a la elaboración de determinados programas informáticos). Estos "ladrillos" tienden a despistar un poco al lector, a hacerle perder el hilo del relato e incluso, si no está muy versado en informática, a ahuyentarlo despavorido (que conste que a mí no me desagradaron, pero si me pongo en la piel de otra gente, me temo que podrían aburrirla).
Indudablemente, es difícil escribir ciencia ficción dura que interese al no aficionado. Tal vez podría arreglarse con diálogos más cortos y ágiles, creando personajes que no sean estereotipos (por ejemplo, el jefe de la Compañía es el típico y tópico ogro mandamás, sin sutileza) o proporcionando la información a pequeñas dosis a lo largo de la novela, en vez de hacerlo de golpe. El afán de didactismo puede arruinar una obra potencialmente buena, si se deja que ahogue a la aventura. Esta última suele ser la que engancha a los nuevos lectores, de los que la ciencia ficción española no anda demasiado sobrada.
Para concluir, animar al autor para que nos obsequie pronto con nuevas novelas. Pertenece a la rara especie de los contadores de historias interesantes, que pueden serlo aún más si se las despoja de lo que les sobra.
(Comentario de Héctor Ramos publicado en el volumen Gigamesh 6, ediciones Alejo Cuervo, colección Gigamesh, número 6, edición de 1995. Derechos de autor 1995, Gigamesh)
Con El gran defecto, de José Cuervo Álvarez, termino de referir acercamientos a la informática desde la literatura. Pero esta vez la aproximación ha sido tan ciega que no se ha salido de ahí. En torno a una ciencia puede edificarse una trama de ficción, aunque se corre el peligro de embarullarla hasta el punto de aburrir. José Cuervo ha construido su narración a base de enriquecer los pasajes técnicos con explicaciones poco gratificantes para un lector que siempre busca vida en lo que lee, como es el lector de cf. Esto provoca un estatismo en su estilo que lo aleja del logro de las buenas obras sobre informática-ficción, que no es otro que el de superar la quietud del mundo de los ordenadores con descripciones brillantes de incursiones en el ciberespacio o con tramas de intrigas paralelas.
A finales del siglo XXI, las grandes compañías de generación de proteínas artificiales controlan el mercado de alimentación. Un misterioso personaje consigue ser contratado como almacenador de carne en la "Fish and Meat Corporation". Sus objetivos comenzarán a ser desvelados progresivamente, así como las interioridades de la fabricación de nutrientes. Con este planteamiento, las sospechas se disparan, pero tengo que decir que la verdad debe más al cómic Flesh que a la novela en que todos estamos pensando. A la carencia de soltura que se aplica a este argumento se une la escasa preocupación por el lenguaje del autor, que le lleva a cometer fallos como repeticiones de palabras cercanas o combinación de términos de diferente estilo. Por otro lado, existen desconcertantes coincidencias del tipo que irritan por su importancia en el desenlace, cuando en ese aspecto todo escritor que se precie debe ser sumamente cuidadoso.
|