CONTENIDO LITERAL

("Abismo frenético", comentario de Adolfina García. Derechos de autor 1997, Gigamesh)

Gregory Benford continúa con la epopeya de la familia Bishop, iniciada con Gran río del espacio y Mareas de luz, con una nueva obra maestra. Abismo frenético narra un nuevo intento de huida de las familias de Nieveclara que, lideradas por Killeen -a quien, por cierto, en esta tercera entrega se le ve más amargado y atormentado que nunca-, continúan en su empeño de poner tierra (o espacio sideral, más bien) de por medio entre ellos y las inteligencias mecánicas mecs. El "Argo", la nave en la que viajan los humanos y una alienígena amiga, la miriapodia Quath (una especie de híbrido entre lagarto y avispa gigante) se dirige hacia el centro galáctico, donde un inmenso agujero negro -el Comilón- engulle todo aquello que entra en su campo de atracción. En el interior del Comilón, los tripulantes del "Argo" se pondrán en contacto con la colonia de humanos que habita en él, y conocerán el "esti", zona donde las coordenadas espacio-temporales sufren alteraciones impredecibles y aleatorias.
Benford es uno de los grandes del género por muchos motivos. Para empezar, porque demuestra que un argumento intrincado, que en ocasiones lanza incluso guiños filosóficos al lector, no tiene porqué ser pretencioso o farragoso de leer y sí puede resultar, por el contrario, sumamente ameno. A su fluidez narrativa se añade su habilidad para idear nuevas -y verosímiles- formas de vida e inventar mundos complejos y sugerentes, pero, sobre todo, para crear personajes inolvidables y creíbles (¿en qué se quedaría Nova sin Lorq Von Ray o Veinte mil leguas de viaje submarino sin el capitán Nemo?). En Abismo frenético, el carismático Killeen, en el que se centraban las dos novelas anteriores, cede protagonismo a Toby, su hijo, cuya inmadurez de adolescente es compensada con la sensatez de su compañera inseparable, Quath la miriapodia. Pero absolutamente todos los personajes de Benford se alejan de simplezas y maniqueísmos; cada uno de ellos, desde el más insignificante de los tripulantes del "Argo" hasta las múltiples mentes no humanas que pueblan la novela, es poliédrico, evoluciona y tiene vida propia: el temible Mantis, con el que Toby mantendrá una inquietante conversación; la mente magnética, los distintos Aspectos o la Personalidad de Shibo, madrastra muerta de Toby, que éste lleva en un chip insertado en la espalda.
Benford narra con igual soltura una cacería espacial en la que los humanos, hambrientos, intentan atrapar a una gigantesca serpiente con velamen que navega por el espacio; un infernal paseo por el esti, en el que nunca se sabe con certeza en qué lugar estás o en qué tiempo te encontrarás cuando des el paso siguiente; o una envolvente conversación que una entidad abstracta que piensa a la velocidad de la luz mantiene consigo misma.
Una novela inteligente, fascinante, magistralmente llevada y, sin duda, muy recomendable.