Intriga en el castillo negro es la primera novela de la serie de Vlad Taltos. Nos introduce en un mundo en que los seres humanos son considerados inferiores por la raza de los dragaeranos, que se organizan en casas caracterizadas por su parentesco con un animal. Vlad Taltos es una especie de detective con atributos de asesino que trabaja para la casa Jhereg, uno de cuyos títulos ha conseguido comprar.
No es esta una novela que explore las posibilidades de la fantasía. El entorno de un universo extraño no merece especial atención para Brust. Sí su organización pseudo-feudal, pero entremezclada en conversaciones que continuamente soslayan la sociología de los dragacranos. El principal instrumento del autor es el diálogo. La acción se oculta página tras página para dejar paso a situaciones de dura pugna mental entre enemigos que cuentan a la diplomacia entre sus defensas más eficaces.
Sería injusto decir que ésta es una novela de fantasía escrita por un lector de libros policíacos. El aporte fantástico de Brust posee una categoría propia como universo generador de soluciones tanto sobrenaturales como tangibles; no es necesario negarle ese valor. Pero están ahí el detective duro, los medios de información, los comentarios presuntuosos del protagonista, el arduo proceso intelectual de desenmascaramiento del culpable. La sensación de suspense se adueña de la segunda parte de la novela, y aunque hay algún dato revelador que la desestabiliza brevemente, tanto el estilo como la temática de Brust logran edificar una historia que parece pulida en cristal y en acero. No permite deslices a sus personajes con el objeto del lucimiento del héroe y su viaje a lo largo de la senda misteriosa del argumento. Lástima que ello provoque una apariencia excesivamente intocable de Vlad, en medio de una ciudad tan venenosa como Adrilankha.
No hay duda de que, al leer esta novela, nos encontraremos con lo que se nos avisa: intriga, mucha intriga en un entorno que se nos antoja mucho más sencillo de lo que aspiraría a describir un libro de fantasía mediocre.