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("Aventura interplanetaria de Diego Valor [la]", artículo de Armando Boix. Derechos de autor 1996, Armando Boix)

Hubo un tiempo en que los oyentes de la radio podían emocionarse con algo más que la retransmisión de un partido de fútbol. Antes de que los receptores de televisión se convirtieran en reyes de los hogares españoles, la radio cubría un más amplio espectro genérico: concursos, sermones morales, consultorios, música en directo, corridas de toros... Y las radionovelas, programas estrella en las horas de mayor audiencia.
Aquellos de nuestros lectores más jóvenes no conocerán esta época; los que rocen al menos la treintena, recordarán a sus madres o abuelas zurcir los calcetines con la oreja puesta en Simplemente María o Lucecita, algunos de los últimos seriales melodramáticos y antecedentes del moderno culebrón. El melodrama -diseñado expresamente para un público femenino, que era el que pasaba más tiempo en casa- fue el género más exitoso y, de la Edad de Oro de la radiodifusión española -décadas de los 40 y 50-, podemos citar títulos como Lo que no muere o Ama Rosa, verdaderos hitos que acabarían incluso adaptados al cine, como hoy se trasladan los bestsellers de moda. No obstante, otros temas gozaron también de sus series populares: en el género policiaco citaremos a Taxi Key, en Radio Barcelona, o El criminal nunca paga, en Radio Madrid y la Cadena SER; y en el western, como no, a El Coyote y Dos hombres buenos, a cuyo servicio estaban los excepcionales guiones de José Mallorquí.
Al revisar la producción de los años 50, más sorprendente nos resulta encontrar una serie de ciencia ficción... Pero existió.
El héroe del espacio Diego Valor protagonizó un serial de la Cadena SER que se prolongaría por cuatro temporadas, desde finales de 1953 hasta junio de 1958, con los títulos de Diego Valor, Diego Valor y el Príncipe Diabólico, Diego Valor y el Misterio de Júpiter y Diego Valor y el Planeta Errante. Fueron un total de 1.200 episodios, que se emitían a las doce del mediodía, en su arranque, para continuar al poco a las siete y cuarto de la tarde, inmediatamente después de Dos hombres buenos.
El origen de la serie es un tanto rocambolesco: en abril de 1950 se inició la publicación de la revista de cómics británica Eagle, obteniendo una excelente respuesta por parte de los jóvenes lectores. De todas la series aparecidas en sus páginas, la más popular -tenía honores de portada- era Dan Dare, Pilot of the Future, protagonizada por un coronel de la Flota del Espacio, en lucha contra el tiránico gobernante de Venus, Mekon. Había sido creada por Frank Hampson y, además de un dibujo notable -y un no menos brillante uso del color-, contaba con un cuidadísimo trabajo de documentación y creación de escenarios convincentes. El éxito de Dan Dare llevó a una temprana adaptación radiofónica para Radio Luxemburgo, que se inició en julio de 1951 y concluyó en mayo de 1956, con la voz de Noel Johnson en el papel estelar.
Parece ser que fue de esta radionovela, y no del cómic original, de donde los responsables de Radio Madrid tomaron la idea para un nuevo serial. Adquirieron los derechos del personaje y, una vez con él en las manos, se tomaron todas las libertades del mundo para adaptarlo a los gustos nacionales. Como marcaba el clima ideológico de la época, Diego Valor era un español nacido en el año 2000 e, igual que Dan Dare, también era militar, aunque había sufrido una degradación respecto a su modelo, convirtiéndose en comandante. Valor, héroe admirado por toda la humanidad, emprende viaje a Venus. Entre los miembros de la tripulación hay una mujer, Beatriz Fontana, y aunque, como era de esperar, su relación con el protagonista acaba en idilio amoroso, su personaje resulta excepcional en comparación a otras féminas de la ficción de la época, pues no se limita al habitual papel de compañera pasiva del héroe, sino que interviene activamente en la trama y nos es presentada como mujer inteligente y capaz -científico y piloto espacial-, en igualdad de condiciones con los varones de la tripulación.
En Venus los viajeros terrestres encontrarán tres razas: los brutales wiganes, liderados por Mekong, dominan prácticamente el planeta; los artiles, más inteligentes pero poco dotados para la guerra, resisten con dificultad sus intentos de conquista, que pretenden extender al Universo entero; mientras los atlantes, tercera raza de origen terrestre, están aún en peor situación, sometidos a la esclavitud por los wiganes. Diego Valor se pondrá del lado de los artiles y con su colaboración -no hay nada como un hombre de la Tierra, y si es español mejor- conseguirán derrotar a los wiganes tras una gran batalla en la Luna. Pero sus hazañas no se detendrán ahí y el comandante Valor aún tendrá que correr posteriormente muchas más aventuras por el Sistema Solar...
Los guiones del programa eran obra de Jarber, seudónimo de Enrique Jarnés, escritor habitual de la radio y los tebeos. Para la sintonía se utilizaba un himno compuesto ex profeso por Rafael Trabuchelli y música de Prokofiev, El amor de las tres naranjas -supongo que porque, en la España franquista, nadie se molestaba en pagar derechos de autor a un compositor soviético-. El primer actor que interpretó a Diego Valor fue Eduardo Lacueva, sustituido pronto por Joaquín Peláez, su voz definitiva. El papel de su amada Beatriz Fontana corrió a cargo de Juanita Ginzo, en un principio, seguida por Alicia Altabella y María Romero. Los restantes personajes fueron interpretados por Javier Dastis, Fernando y Daniel Dicenta, Encarnita Plana, María Jesús Cuadra, Rafael Fúster, Julio Montijano y Mario Moreno, entre otros actores del cuadro de Radio Madrid.
De la buena acogida de los oyentes es prueba el traspaso del personaje a otros medios. Sobre Diego Valor se hicieron cómics, un efímero programa de televisión y tres temporadas de teatro, con el propio Eduardo Lacueva como primer actor. Estas adaptaciones obligaron a todo un alarde técnico, pues su argumento de ciencia ficción obligaba a mostrar sobre el escenario variados efectos especiales, como podía ser el despegue de un cohete.
De todo ello, por ser el papel impreso menos efímero, lo único que ha llegado hasta nosotros es su versión en cómic. Diego Valor fue publicado por Editorial Cid, empresa relacionada con la SER que distribuía habitualmente las versiones noveladas de sus seriales, como el citado Dos hombres buenos o Los Bustamantes, de Mallorquí. Agrupada en dos series, la primera se inició en 1954, dibujada por el tándem Adolfo Álvarez Buylla y Bayo -seudónimo de Braulio Rodríguez-, y constó de 124 números; la segunda, de 1957, sólo tuvo 44 números y es obra de Buylla y Jano, con el autor original, Jarber, como guionista en ambos casos. De la historieta sólo cabe decir que su aspecto gráfico era bastante mediocre -por no decir malo- y su principal sello distintivo era su formato, un tanto excéntrico: apaisado, como era tradicional en el cuadernillo de aventuras español, en su primera época medía 10 x 20 centímetros, convirtiéndole en un tebeo aún más alargado que sus competidores, generalmente de 17 x 24.
Si el presente artículo excita la curiosidad de algún lector, aún podrá encontrar los tebeos en librerías de viejo con cierta asiduidad, aunque los ejemplares originales son hoy objeto de coleccionista con una cotización desorbitada. Tal vez sea más económica, pero no más localizable, la reedición de 1986, a cargo de Ibercomic-mam, en veinte volúmenes recopilatorios de cien páginas cada uno.
No es tarea fácil, pues, acceder a este pionero de la ciencia ficción española, que sería merecedor de una edición facsímil como otros personajes están disfrutando hoy en día. Si su dibujo no es deslumbrante, ni su trama original -no ofrece demasiadas variaciones sobre el esquema "héroe de la Tierra derrocando a tirano extraterrestre", que ya articulaba la larga saga de Flash Gordon, allá por los años treinta-, sí posee un valor histórico indiscutible, teniendo en cuenta que el serial radiofónico fue contemporáneo de las primeras publicaciones españolas del género, las colecciones "Futuro" y "Luchadores del Espacio", donde aparecieron otras dos series en trance de reivindicación por algunos aficionados actuales: Capitán Rido y La Saga de los Aznar.


Bibliografía consultada:
BAREA, Pedro, La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España (1924-1964). El País-Aguilar, col. Visto y Leído. Madrid, 1994.
DELHOM, J. M., NAVARRO, J., Catálogo del tebeo en España (1915-1965). Club de Amigos de la Historieta. Valencia, 1980.
VÁZQUEZ DE PARGA, Salvador, Los cómics del franquismo. Ed. Planeta, col. Textos. Barcelona, 1980.