DATOS BIOGRÁFICOS Y BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA NO FANTÁSTICA

Datos biográficos: Tomados del artículo "Philip José Farmer (1918)" de Armando Boix (derechos de autor 1997, Armando Boix) publicado en Ad Astra número 7.

"Y con él llegó el escándalo", podríamos decir sobre Farmer y su irrupción en el plácido y encorsetado mundo de la ciencia ficción de los 50. Farmer se atrevió a tocar temas a los que ningún otro autor de género había osado acercarse, hurgó en las entrañas de los héroes populares y se dejó fascinar por el brillo de purpurina de la vieja literatura barata, observándola con una mirada nueva, a veces deformante, casi como los creadores plásticos del pop art convirtieron en iconos las imágenes más comunes del american way of life.
Una acercamiento superficial a su obra podría producir la impresión de que Farmer no es más que un escritor sensacionalista que persiguió siempre lo escandaloso para atraer la atención. Más tarde nos daremos cuenta de que lo que anima realmente a Farmer es una visión lúdica de la literatura, donde se mezcla la admiración con la ironía. Farmer contiene un espíritu juguetón y travieso; tal vez busque en ocasiones ser abiertamente provocador, pero no con un objetivo mercantilista -al menos en sus inicios- sino como el niño que aguarda expectante la reacción de sus mayores a la última travesura.
Pese a ese carácter juvenil y rebelde que anima buena parte de su obra, Farmer se convirtió en autor profesional bastante tarde, en un género como la ciencia ficción plagado de jóvenes brillantes y precoces (Asimov publicó por primera vez con 19 años, Brunner con 17 y Raymond A. Palmer llegó a editor de Amazing Stories con sólo 18). Había nacido en North Terre Haute, Indiana, el 26 de enero de 1918. Se crió adorando a Burroughs, Stanley G. Weinbaum, H. Rider Haggard y a una legión de héroes pulp que influirían notablemente en su obra posterior. Mientras desempeñaba trabajos alimenticios en diversas empresas como Central Power and Light o Keystone Steel (donde permanecería once años), Farmer dedicó sus ratos de ocio a escribir relatos de todo tipo, no sólo ciencia ficción, con nulo éxito comercial. Su primer relato aceptado para la publicación fue "O'Brien and Obrenov", en 1946, sobre la disputa entre soldados americanos y rusos en una ciudad alemana por la posesión de un criminal de guerra, con un simbólico final en el que una estatua de Goethe zanjaba el asunto aplastando al nazi. Saturday Evening Post se interesó inicialmente por la historia, pero ante la insistencia de los editores en eliminar algunos fragmentos del relato, Farmer acabó vendiéndolo a la más modesta Adventure.
Este bautismo literario no significó en modo alguno que a partir de entonces le marcharan mejor las cosas. Las revistas continuaron devolviéndole sus narraciones, entre las que se contaban su después célebre The lovers. Tomando la idea de un artículo sobre parasitología, esta historia de amor trágico entre un terrestre y una alienígena de sorprendente ciclo biológico fue rechazado inicialmente por Galaxy y Astounding. Su contenido sexual, tratado con perfecta seriedad y elegancia, hoy no escandalizaría a nadie pero resultaba demasiado explícito para las timoratas revistas de ciencia ficción de la época. La novela corta acabaría publicándose en Startling Stories, cuyo director, Samuel Mines, era una de las mentes más abiertas del género. Como él mismo escribiría en la editorial del número donde apareció la obra de Farmer: "...hemos sostenido desde hace mucho tiempo que la ciencia ficción debe ser algo más que ciencia prometedora; debe ser también buena literatura (...). Sostenemos que todo puede hacerse en ciencia ficción.. y que debe ser hecho. En realidad, es el más amplio de todos los medios, porque su creatividad es ilimitada".
Para sorpresa general, excepto tal vez para Samuel Mines, The lovers fue inmediatamente celebrada. Gracias a esta narración, en la primera edición de los Hugo (1953) Farmer recibió el premio al autor revelación. Recordemos que hasta 1955 los premios Hugo no incluyeron las categorías de novela corta y relato, por lo que la primera versión de The lovers pasó sin ningún galardón. Farmer expandiría posteriormente la historia hasta convertirla en una novela, publicada como libro en 1961.
The lovers supuso el arranque de una serie de cinco relatos posteriores en los que Farmer explora los temas del sexo y la xenobiología: "Mother" (1953), "Daughter" (1954), "Father" (1955), "Son" (1954) y "My sister's brother" (1960), más tarde reunidos con el título común de Strange relations (1960). Por poner un ejemplo de sus audaces especulaciones, a menudo teñidas de un claro simbolismo, recordaremos el argumento del primero de ellos: "Mother". En este relato un viajero espacial queda varado en un planeta perdido junto a su dominante madre y allí encuentra a una de las criaturas nativas, una gigantesca hembra cuyo aspecto exterior semeja una colina. Para reproducirse emite olores que atraen a los animales machos de otras especies y, una vez han penetrado en la supuesta caverna -la matriz-, quedan encerrados en su interior. Los esfuerzos del animal por escapar estimulan a la hembra para poder concebir; luego serán digeridos. El explorador consigue comunicarse con la hembra alienígena y llega a establecer una relación simbiótica con ella, viviendo en adelante en el refugio de su cálida matriz.
Tanto en "Father" como en "My sister's brother" aparece también una figura común, el padre John Carmody, personaje que muta de sacerdote bonachón a mártir mesiánico según las circunstancias, protagonista de la novela Night of light (1957) -donde conoceremos el origen criminal del padre Carmody-, además de otros relatos, como "Attitudes", "A Few Miles" y "Prometheus", recogidos más tarde en la antología Father to the stars (1981).
En "Father", el padre Carmody, junto al obispo André, llegará a un planeta edénico y tropezarán con un ser con el aspecto de un titán bíblico capaz de resucitar a los muertos. ¿Han encontrado a Dios...? Publicado originalmente en The magazine of fantasy & SF, en julio de 1955, "Father" es una apasionante narración de ciencia ficción teológica, adelantándose en varios años a la mucho más conocida A Case of Conscience, de James Blish.
Tan prometedor arranque llegó a deslumbrar al mismo Farmer, que tuvo sin embargo un doloroso tropiezo. Una pequeña editorial, Shasta, convocó un premio de novela fantástica con un muy apetecible premio de 3.000 dólares. Farmer dedicó todo su tiempo a la redacción de una obra que le permitiera participar en el concurso y el resultado fue I owe for the Flesh, primera versión de la luego célebre To your scattered bodies go. Farmer ganó el premio y, creyendo que a partir de ese momento le sería fácil ganarse la vida sólo con la escritura, abandonó su empleo y se buscó un agente. Entonces las cosas empezaron a torcerse. Con graves problemas económicos, Shasta exigió al autor una revisión del texto para demorar el pago y, muy poco después, la editorial cerró sin compensar al autor ni publicar el libro. Farmer contaba con ese dinero y se vio incapaz de pagar la hipoteca, con lo cual perdió su casa, su mujer enfermó y quien fuera "mejor escritor del año" acabó trabajando como dependiente en una lechería.
Es de imaginar la desilusión y amargura de Farmer. Durante un par de años apenas escribió nada y si su nombre apareció en las revistas fue por textos redactados con anterioridad, como "Rastinac the devil" (1954), en Fantastic Universe, ligeramente emparentado con The lovers.
Aunque poco a poco Farmer volvió a escribir, fue perdiendo un tanto su inclinación a la audacia imaginativa y la provocación, pese a obras como "My sister's brother" o Flesh, esperpéntica, excesiva e irónica, censurada por Beacon Books en 1960. El resto de las novelas de esta época se decantaron más por la aventura simple y llana, como The green odyssey (1957).
Tal vez la obra más sintomática de ese punto de inflexión en su carrera sea Dare (1965). En ella encontramos de nuevo la historia de amor entre un humano, Jack Cage, y una bella alienígena, la horstel R'li; pero los habitantes del planeta de Tau Ceti donde se desarrolla la acción dan cuenta de la cada vez más pronunciada inclinación de Farmer por la fantasía: licántropos, dragones, mandrágoras y horstels, humanoides con crin y cola de caballo.
Ya perteneciente casi en su totalidad a la fantasía -o a la sword and planet, ese híbrido de ciencia ficción y aventuras de espadachines que inaugurara Burroughs con A princess of Mars- es su siguiente obra, The maker of universes, primer título de una larga y exitosa serie: The world of tiers o ciclo de Kickaha, conocida así en honor a uno de sus personajes más carismáticos. En The makers of universes a un sesentón de infeliz matrimonio y gris existencia le es entregado un cuerno que le permitirá abrir un portal a otro mundo. El lugar donde llega es en apariencia un paraíso sin mácula donde no parece existir el dolor y las preocupaciones, e incluso su marchito cuerpo empezará a rejuvenecer. Pronto descubrirá que no todo es tan perfecto y que aquel es un universo artificial creado por un Amo al que todos adoran con temor sacro, aunque en realidad nada tiene de divino y pertenece a una poderosa raza con la capacidad tecnológica de crear universos de bolsillo a gusto de cada uno... Cuatro serán las continuaciones: The gates of creation (1966), A private cosmos (1968), Behind the walls of Terra (1970) y The lavatine world (1977). Sin pertenecer expresamente a la serie, Farmer escribió otra novela, Red orc's rage (1991), inspirada en el uso que una psiquiatra hacía de su ciclo de Kickaha como juego de rol para el tratamiento de adolescentes con problemas emocionales.
Si The world of tiers gozó del favor de los lectores norteamericanos, To your scattered bodies go será el hito que cimentará su popularidad. Publicada inicialmente entre 1965 y 1966 en la revista World of tomorrow, narra las aventuras de un grupo de humanos (Robert Burton, Jack London y Mark Twain) al que se añade un neardenthal y un alienígena, en un extraño más allá al que van a parar los muertos, reencarnados a orillas de un río... To your scattered bodies go se ha prolongado hasta nuestros días en los volúmenes The fabulous riverboat (1971), The dark design (1977), Riverworld and other stories (1979), The magic labyrint (1980) y gods of riverworld (1983), con un interés decreciente a medida que la saga se prolongaba innecesariamente. Es uno de los defectos de Farmer su tendencia a estirar hasta el hartazgo ideas que en su origen fueron brillantes pero acaban deslucidas por el mismo agotamiento.
Precisamente no pertenece a ninguna serie, y sólo es un relato, una de las obras más sorprendentes de Farmer en la década de los sesenta, "Riders of the purple wage", en la antología de Harlan Ellison Dangerous visions (1967). Innovadora formalmente y con un lenguaje transgresor, no se queda sólo en un ejercicio estilístico, como otras obras de la New Wave, sino que contiene una historia interesante sobre la relación de un artista con la sociedad utópica donde vive. "Rides of the purple wage" le hará ganar su segundo Hugo y aún es uno de los títulos más perdurables de aquella pequeña revolución literaria que Ellison y Moorcock patrocinaron.
La afición de Farmer a los mitos populares y a confundir realidad e imaginación literaria ha dado como fruto una larga serie de obras sobre algunos de sus héroes de infancia, pero en modo alguno tan edulcoradas como en sus orígenes pulp. "Cuando yo era joven y leía acerca de esa gente, los aceptaba tal cual me los presentaban sus autores. A medida que me fui haciendo mayor y tenía más experiencia con las personas... y también me dedicaba intensamente a la lectura en muchos campos, incluyendo la psicología, comencé a extrapolar y a deducir, de mis observaciones, que probablemente Tarzán, Doc Savage y los demás tenían un lado oscuro en sus personalidades, un lado que los escritores de pulps no nos podían presentar", dice Farmer en una entrevista. En A feast unknown (1969), Lord of the trees (1970) y The mad goblin narra las aventuras de Lord Grandith y Doc Caliban, trasuntos de Tarzán y Doc Savage, de los que se ocupará, ya sin máscaras, en dos seudo-biografías, Tarzan alive: A definitive biography of Lord Greystoke (1972) y Doc Savage: His apocalyptic life (1973), y en una novela donde narra la primera aventura de Clark Savage: Escape from Loki (1991); en The adventure of the peerless peer by John H. Watson, M. D., construye una nueva aventura de Sherlock Holmes, en la que se le emparenta también con Tarzán; en The wind whales of Ishmael (1971) continúa el inmortal Moby Dick, de Melville; mientras en The other log of Phileas Fogg (1973) homenajea a Jules Verne... En 1975 incluso llegó a redactar todo un ejercicio de metaliteratura, la novela de un autor ficticio, Venus on the half-shell, de Kilgore Trout, escritor de ciencia ficción imaginado por Kurt Vonnegut en varias de sus novelas -God Bless You, Mr. Rosewater; Slaughterhouse Five; y Breakfast of Champions-. Vonnegut autorizó el juego, pero no volvió a hacerlo con otra de las novelas de su Kilgore Trout, The son of Jimmy Valentine, que también tentaba a Farmer. Al parecer Vonnegut se molestó por la arrogancia de Farmer, pues éste llegó a sostener en una entrevista que, aunque Vonnegut no le hubiera autorizado, habría escrito igualmente Venus on the half-shell, tan imbuido estaba de la personalidad de Kilgore Trout.
Como hemos visto, uno de los fetiches favoritos de Farmer es el Tarzán de Edgar Rice Burroughs. Los herederos del escritor siempre han mantenido un control férreo sobre el personaje, autorizando muy pocas continuaciones de sus aventuras por la pluma de otros autores. Negándose a renunciar a su obsesión, Farmer lo homenajea en novelas como The maker of universes y reescribe el mito del niño criado por animales en clave de ciencia ficción en Lord Tyger, además de crear el personaje de Lord Grandith. Finalmente Hulbert Burroughs le permitió escribir sobre Opar, la decadente ciudad perdida en la selva que el hombre mono encuentra en The Return of Tarzan. Dos son hasta ahora las novelas del ciclo, Hadon of Ancient Opar (1974) y Flight to Opar (1976), y existe una tercera relacionada, Time's Last Gift (1972). Farmer no descarta volver a ocuparse de Opar en el futuro y eso sería un verdadero regalo para los lectores, pues ambas son excelentes novelas de aventuras que se sitúan no en el África contemporánea a Tarzán, sino retroceden 12.000 años, hasta la época de esplendor de la ciudad.
¿Qué añadir para no extendernos más con una lista de libros aún no cerrada? Philip José Farmer es un autor excesivamente prolífico, en cuya obra encontramos desde lo sublime a lo nefasto; aunque quizá sea esto inevitable en un escritor inmerso en la vorágine comercial que es hoy en día la fantasía y la ciencia ficción norteamericanas. Si podemos olvidar sin reparo un buen número de sus novelas -en especial las continuaciones de sus series-, cuenta en cambio con títulos imprescindibles en la biblioteca de todo buen aficionado.
Un escritor a considerar, a veces irritante, a menudo original y casi siempre divertido.
[Nota de Términus-Trántor: el artículo original incluía aquí la biografía original y española del autor. El artículo completo puede consultarse en las páginas de Armando Boix]

En 2001 recibió el premio Mundial de fantasía especial a toda una vida