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CONTENIDO LITERAL
("Danza de espejos", comentario de Pedro Jorge Romero. Derechos de autor 1996, Pedro Jorge Romero)
Este libro, por su propia naturaleza, es un libro que tiende a dividir a sus lectores. Para algunos, las novelas de la serie Vorkosigan son basura y poco menos deberían estar prohibidas. Para otros, son grandes libros de obligada y divertida lectura, y su autora uno de los grandes valores de los 90. Vamos, posiciones apocalípticas e integradas ante la ciencia ficción. Discusiones estas, que no sólo se dan en España.
¿Y la realidad?
Bien, mi contacto con la saga de Miles Vorkosigan hasta el momento ha sido de oyente. He leído y oído sobre los libros, y no me llamaban especialmente la atención. Sabía que se trataba de una serie de space opera, más o menos convencional, con un héroe deforme que tenía que superar sus propias limitaciones físicas para ganar al final. La lectura de Danza de espejos ha sido, por tanto, mi primera aproximación a uno de estos textos.
El protagonista central de esta novela no es Miles Vorkosigan, sino su hermano clon Mark. Mark, que fue fabricado y deformado artificialmente para sustituir a Miles y matar a su padre como venganza (parece que esa es la trama de Brothers in arms), va ahora por libre y decide suplantar a Miles en su personalidad de Almirante Naismith. Con su flota de mercenarios piensa atacar el laboratorio donde le crearon y liberar a los otros clones, demostrando así que Miles no es el único de la familia capaz de ser un héroe. El plan fracasa y Miles debe acudir a ayudar a un hermano que sólo conoce como posible asesino. Pero las cosas salen aún peor; Miles es herido de muerte, su cuerpo congelado y perdido por sus soldados.
Y aquí la novela da un giro. Mark de pronto se encuentra convertido en Lord Mark Vorkosigan, heredero al título y colocado en la línea sucesoria del Emperador. De pronto, es todo lo que Miles era, y no acaba de gustarle el asunto. Mientras tanto, el servicio secreto de Barrayar anda como loco intentado descubrir donde está la cápsula con el cuerpo de Miles.
Este es un resumen apresurado del arranque de la novela. A partir de aquí la acción se centra en un Mark que intenta, por un lado, entender la sociedad de Barrayar, y por otro, demostrar que él es un individuo independiente de Miles.
A pesar de sus más de 500 páginas la novela se lee, como era de esperar, de un tirón. Pero no sólo porque se trate de una buena novela de aventuras (hay largas secciones donde realmente no pasa demasiado), sino porque da la impresión de que a Lois McMaster Bujold le interesa sinceramente el destino de Mark y ese interés es el que hace que el lector siga pasando páginas. Mark es el verdadero motor de la historia: con sus contradicciones, temores y deseos. En suma, un buen personaje.
Y la novela es también inteligente y está llena de ironías. Me gustó mucho que una de las primeras cosas que hace Miles nada más aparecer sea ocuparse de detalles administrativos de su flota. Después de su resurrección (¿alguien realmente esperaba que Miles muriese?) no sabe exactamente cual de tres posibles personas es, casi como las dudas que tenía su hermano. Y cuando Mark finalmente demuestra ser un héroe y capaz de controlar la situación, lo hace utilizando aquellos aspectos de su persona que el consideraba más repugnantes y que más le alejaban de ser Miles.
En resumen, creo que la novela es una aventura espacial sin mayores pretensiones, de calidad y francamente divertida. No lo suficientemente buena como para ganar el Hugo de 1995 (con competidoras como Towing Jehovah de James Morrow o The parable of the sower de Octavia Butler), pero sí lo suficientemente buena como para que merezca la pena pasar un rato divertido leyéndola.
Comentario aparte merece la traducción. No es que esté mal, de hecho es muy correcta, pero, como ya es habitual en casi todas las traducciones del inglés, en esta novela los personajes nunca se emocionan o se sorprenden sino se excitan, cuando en español el adjetivo "excitado" tiene mayores connotaciones sexuales que en inglés; uno acaba imaginando a Miles con una enorme erección crónica. Aun así, el momento más delirante se produce cuando en medio de una batalla Miles siente "que tenía el ojo de un toro pintado en la parte superior del casco" (p. 110). Supongo que la palabra "diana" (una posible traducción de bull's eye) era demasiado complicada.
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