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CONTENIDO LITERAL
("Necesaria recuperación de una historia [la]", artículo de Pedro Jorge Romero. Derechos de autor 1996, Pedro Jorge Romero)
Edward James, historiador del género, comentaba en un artículo sobre la ciencia ficción del siglo XIX lo poco que se conoce sobre las obras de esa época. Se ven algunos picos principales: Wells, Bellamy y otros, pero los valles, esa es su metáfora, son todavía lugares poco explorados. El problema principal es, por supuesto, el desconocimiento de unos textos difíciles de localizar o simplemente perdidos. En España se vive una situación similar, aunque no sólo con la ciencia ficción del siglo XIX sino con casi toda la historia del género en nuestro país. Aún más, el problema en España no es sólo el desconocimiento de los textos sino la falta de personas interesadas en investigar la ciencia ficción española y con la voluntad de publicar lo que se ha investigado (porque si se investiga algo y no se publican los resultados de la investigación no se ha hecho absolutamente nada). Si un inglés puede quejarse del desconocimiento de parte de la historia de la ciencia ficción escrita en su lengua, qué no podríamos decir nosotros. Por tanto, no puede sino ser una alegría encontrase en las librerías con el volumen De la luna a Mecanópolis. Antología de la ciencia ficción española (1832-1913) seleccionada y comentada por Nil Santiáñez-Tió (Sirmio, Quaderns Crema, Barcelona, 1995).
La antología está formada por trece cuento: "Un crimen científico" y "M. Dansant, médico aerópata" de José Fernández Bremón, "Cuento futuro" de Leopoldo Alas (Clarín), "Un viaje a la república argentina en el siglo XXI", "En el planeta Marte" y "Teitán el soberbio. Cuento de lo porvenir" de Nilo María Fabra, "La ruinas de Granada" de Ángel Ganivet, "El fin de un mundo" y "La prehistoria" de José Martínez Ruiz (Azorín), "El pesimista corregido" de Santiago Ramón y Cajal, "La revolución sentimental" de Ramón Pérez de Ayala, "El theological palace. Fantasía futurista" de Pompeyo Gener y "Mecanópolis" de Miguel de Unamuno. Se incluyen así mismo fragmentos de cuatro novelas: Viaje somniaéreo a la luna de Joaquín del Castillo y Mayone, Un temporada en el más bello de los planetas de Tirso Aguimana de Veca, El anacronópete de Enrique Gaspar, Un drama en el siglo XXI (el fragmento incluido lleva por título "Una historia de amor en el siglo XXI") de Camilo Millán. Se completa el volumen con una amplísima y muy interesante introducción, así como una bibliografías de fuente primarias y secundarias.
Una antología de este tipo, que es principalmente un trabajo de investigación, se prepara, según nos ha comentado el autor, consultando catálogos de libros antiguos. Pudo el seleccionador reunir así un fichero de textos que parecían tener elementos fantásticos (él mismo reconoce que le gusta investigar en géneros no canónicos). La paciente búsqueda en biblioteca le permitió localizar los textos. El primer resultado de tal proceso fue el artículo "Nuevos mapas del Universo: modernidad y ciencia ficción en la literatura española del siglo XIX (1804-1905)", pero era consciente de que esas obras debían ser conocidas más ampliamente, tanto por el público lector de ciencia ficción como por los hispanistas. Queda claro por tanto, que este libro intenta abrir brecha en varios frentes simultáneamente. El propio autor lo manifiesta en la introducción cuando dice:
Esta antología está dirigida tanto a los aficionados al género como a los hispanistas y al lector curioso en general. Para los primeros, puede resultar sugestivo el contacto con los temas, modalidades y técnicas de la ciencia ficción hispana del siglo pasado y principios del presente; para el hispanista, espero que sea una herramienta de estudio o de investigación con que contrastar y enriquecer su perspectiva de la literatura española de dicho período; y por lo que hace al lector de a pie, estoy seguro de que apreciará en su valor algunas pequeñas joyas literarias aquí incluidas, como son los textos de Alas, Ganivet y Pérez de Ayala. (p. 11)
En el resto de la introducción se da un repaso a la literatura española de ciencia ficción del siglo XIX, intentando establecer algunos de sus temas y pautas básicas. En esa parte se intenta situar la ciencia ficción española en un contexto más amplio, comentando donde se acerca y donde difiere de la ciencia ficción foránea de la época, especialmente la anglosajona. En algunos momentos, se señalan obras españolas que se adelantaron a otras en la exploración de algunos temas. Así, El anacronópete es la primera novela conocida con un vehículo para viajar en el tiempo, anterior incluso a La máquina del tiempo de Wells. De la misma forma, Nilo María Fabra en "En el planeta Marte" se permite especular con la televisión (que él llama telefoteidoscopio), Tirso Aguimana de Veca en "Una temporada en el más bello de los planetas" ya considera el traje espacial y Camilo Millán en "Una historia de amor en el siglo XXI" se acerca casi al ciberpunk.
Los textos incluidos son, como era de esperar, desiguales en su calidad (posiblemente El anacronópete sea el más difícil de leer y el mejor posiblemente sea "Las ruinas de Granada"), porque aunque el nivel general es alto, es evidente, y así nos lo ha confirmado el autor, que la antología se ha centrado en ofrecer una muestra variada de la ciencia ficción española del siglo XIX, no se trata en ningún momento de una antología del tipo "lo mejor de...". Este libro pretende ser ante todo un instrumento de investigación y de descubrimiento, y todos los textos son muy interesantes por la imagen que ayudan a dar de la ciencia ficción española de ese periodo. La variedad temática es, por tanto, la reina de esta antología. Tenemos especulaciones biológicas ("El pesimista corregido" o "Un crimen científico"), ciencia ficción científica ("Una temporada en el más bello de los planetas"), intentos de futurología ("Un viaje a la república argentina en el siglo XXI" o "En el planeta Marte"), viajes en el tiempo (El anacronópete), antiutopías ("Teitán el soberbio. Cuento de los porvenir", "La revolución sentimental" o "Mecanópolis"). Pero también son muy distintas los estilos empleados. Unos cuentos son crónicas periodísticas, otros son claramente irónicos y humorísticos, otros adoptan un aire melancólico ("Las ruinas de Granada" incluye un par de poemas en la narración que dotan al cuento de un inconfundible sabor fin de siglo) y otros adoptan una precisión descriptiva que hoy asociamos con la ciencia ficción dura. Muchos cuentos están fascinados con los adelantos tecnológicos como los globos o el telégrafo; ¿de la misma forma que nosotros estamos fascinados con el ciberespacio y la realidad virtual?
Por tanto, la primera conclusión que uno saca al leer el libro es que la ciencia ficción española del siglo XIX era variada no sólo en los temas tratados sino también en los registros empleados. Es más, ilustres literatos no vacilaban en acercarse al género cuando debían exponer ideas que podían recibir una mejor plasmación en la ciencia ficción.
No me gustaría sin embargo dar la impresión de que este libro sólo puede leerse con interés arqueológico. Bien es verdad, que su recuperación de piezas antiguas lo convierten en un libro imprescindible en la biblioteca de cualquier lector de ciencia ficción y, como bien dice el seleccionador, el conocimiento de los textos que contiene es imprescindible para tener una idea clara del desarrollo de la ciencia ficción en el siglo XIX. Pero también en un libro que puede, y debe, leerse en busca del mismo placer que se obtendría de cualquier otra antología del género: el placer de leer especulaciones inteligentes.
Y después de su lectura el lector descubrirá cuan modernos en cierta forma son estos relatos (o cuan antiguos somos nosotros casi un siglo después). Tratan fundamentalmente de preocupaciones que son todavía las preocupaciones de nuestro siglo y de nuestra ciencia ficción. Unos pocos ejemplos, resúmenes rápidos, bastarán.
"Una temporada en el más bello de los planetas" describe con todo lujo de detalles y precisiones científicas los preparativos y el viaje final a Saturno. "Cuento futuro" de Clarín cuenta como la humanidad cansada de su existencia decide tomar las riendas de su destino y suicidarse universalmente.
Los cuentos de Milo María Fabra son quizás los más cercanos a la ciencia ficción tal y como la conocemos hoy. En "Un viaje a la república argentina en el siglo XXI" nos adentramos en el mundo futuro donde las maravillas tecnológicas del siglo XXI permiten un viaje cómodo en ferrocarril, en sólo cuatro días, desde Madrid hasta Buenos Aire. El viaje está amenizado con periódicos parlantes que permiten la selección de las noticias según temas y preferencias (algo así como la multimedia) y otras maravillas tecnológicas. "En el planeta Marte" (que comienza muy a la ciencia ficción con la frase "Resonancia universal es el nombre del periódico más oído del planeta Marte") se describe una sociedad extraterrestre mucho más perfecta que la nuestra y llena de inventos asombrosos. En "Teitán el soberbio. Cuento de lo porvenir" un dictador del futuro controla a sus súbditos con la ayuda de la tecnología: "Cubiertos los techos y paredes de los edificios y pavimentos de las calles y camino de millones de micrófonos, en comunicación con el Ministerio de Policía, los sonidos, por distantes que fuesen, llegaban a él y se imprimían en aparatos telefonográficos; mientras que innumerables cámaras obscuras transmitía por medio de teleteidoscopios las imágenes lejanas que reproducían en colores, con fidelidad y exactitud notables, la telefotografía" (p. 238). El dictador en cuestión exige a su científico la construcción de una máquina para leer el pensamiento y poder mejor controlar a su pueblo; más lejos que 1984.
"Las ruinas de Granada" de Ángel Ganivet (como ya he dicho, posiblemente el mejor cuento) nos adentra en un futuro lejano donde los poemas pueden ser transmitidos directamente de la mente al papel por medio de un ideófono. En un viaje casi nostálgico a una Granada destruida por un volcán descubren cuatro momias de la edad metálica: microcéfalas, de bocas grandes y barbudas.
Ignoro como leyeron los contemporáneos de Camilo Millán "Una historia de amor en el siglo XXI", pero hoy esta historia de amor, cortejo y matrimonio en una pocas horas se lee con una sonrisa en los labios. Toda la ironía que supongo que el autor quería darle se conserva aun después de 90 años y cuando nuestro presente puede muy bien haber superado el ritmo trepidante de sus previsiones.
"La revolución sentimental" es la historia de una revolución dentro de una sociedad antiutópica que va más allá de cualquier otra. No sólo está la humanidad controlada, sino que sus mismos procesos biológicos han sido alterado para que placeres como comer sean innecesarios.
Pompeyo Gener en "El theological palace. Fantasía futurista" ensaya una pieza de humor, llena de tecnologías exageradas, una de la cuales permite hablar con los difuntos en cualquiera de los cielos donde se encuentren.
Y finalmente, Miguel de Unamuno en "Mecanópolis" demuestra la desconfianza hacia la progresiva mecanización de la sociedad, imaginando una ciudad completa y fríamente controlada por las máquinas.
Pero el autor no sólo quiere dar a conocer estos textos en una muy necesaria recuperación de la historia, sino que al final de la introducción aprovecha para reivindicar la ciencia ficción como un género perfectamente válido para su estudio:
Doy término a estas notas introductorias con la confesión de una secreta esperanza; a saber: la de que en un futuro próximo se supere en España el abismo que todavía separa la ciencia ficción de la literatura general. Que la ciencia ficción no figura entre los cánones del hispanismo es un hecho indiscutible; basta para confirmarlo el que esta antología salga a la luz con tanto retraso y en medio del vacío bibliográfico ya reseñado. Quizá por ello esté justificado Miquel Barceló al proclamar con orgullo que "no me molesta que la ciencia ficción esté en un ghetto" (p. 24): demasiados años de desdén académico para exhibir otra actitud. Pero me temo que los sectarismos de unos y los elitismos de otros no redundan en beneficio de nadie. En rigor, y como han insistido sus máximos conocedores, la ciencia ficción consiste en algo más que batallas intergalácticas, pistolas láser y películas de serie B; en su textura tiene cabida desde la parodia, la crítica social, la especulación científica, la libertad imaginativa hasta formas y técnicas habituales en la literatura de vanguardia. Dada esa variedad de temas, actitudes y formas, la integración de la ciencia ficción española en el hispanismo, al normalizar el estudio y disfrute de un género literario merecedor de mayores honores, permitiría un enriquecimiento considerable de nuestra perspectiva de la literatura hispana moderna. (p. 34-35)
Esperemos que así sea. Y que pronto tengamos otras iniciativas que recuperen para nosotros esas partes perdidas de la historia del género en España. Esta, por de pronto, bien merece un aplauso.
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