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CONTENIDO LITERAL
("Star Trek: la última frontera", artículo de Luis Astolfi. Derechos de autor 1996, Luis Astolfi)
"¿Una columna mensual para hablar de Star Trek? ¡¿Pero estáis locos?!" es lo primero que se me ocurrió contestar a Joan Manel y a Ricard cuando me ofrecieron colaborar, junto a Ramón Yañez, escribiendo para BEM sobre Star Trek. "¿Estáis seguros de que hablar de Star Trek puede interesarle a alguien?. Vale que en América hay mucho trekker, pero no sé yo por aquí..." Bien, a partir de ahora veremos quien tenía razón; de vosotros dependerá que la columna que hoy empieza llegue hasta el siglo XXIV, o se quede en el camino...
Pues bien, desde entonces ya han pasado tres años y esta columna que ahora estáis leyendo, la número 25, es, como quizá hayáis supuesto al leer su inicio (el mismo que el de la primera allá por octubre del famoso 92), la última.
Esto es una despedida y, aunque he querido resistirme, al final no he podido evitar que sea una despedida agridulce.
La columna nació de mis conversaciones a través de El Libro de Arena BBS con el amigo Ramón Yañez (quien, al final, no pudo embarcarse conmigo en la Enterprise), en aquella época en la que las televisiones emitían cada día episodios de la serie clásica y de Star Trek: La nueva generación. El fenómeno Star Trek, en España, estaba en pleno auge, con clubs naciendo a lo largo de toda la geografía. Clubs que, posteriormente, se pelearon, escindieron y acabaron muriendo por diferencias de criterio entre sus componentes.
Y como ellos, ahora estoy escribiendo el epitafio de la columna. Sé que los aficionados la han leído, tanto los trekkers como los aficionados "de propósito general" (los que ven Star Trek como cualquier otro elemento de la ciencia ficción, sin más). Sé que, en general, ha gustado el modo en que se han desarrollado las columnas pero... ¿cómo lo sé? Pues no porque nadie haya querido perder cinco minutos de sus vidas para escribir cinco líneas con frases como "me gusta la columna Star Trek", "Star Trek debería estar en BEM siempre", o como "la columna Star Trek me parece un poco sosa y reiterativa, a ver si la cambiáis", o un simple "animo, adelante con ello". Pero nada. Los únicos comentarios recibidos (los cuales agradezco profundamente) son de los no-trekkers, quienes sí han dedicado cinco minutos de sus vidas para enviar a BEM y a mí unas palabras de aliento, que aunque fueran "ya está bien de Star Trek: la columna está bien, pero hay cosas más importantes de qué hablar que no de algo tan minoritario" indicaban que alguien leía esta columna y se molestaba en analizar lo que ello significa dentro del mundo de la ciencia ficción.
Leyendo lo que acabo de escribir he recordado, con una media sonrisa, que no es la primera vez que algo así se dice en las páginas de una revista. No hace mucho la versión de un prestigioso magazine americano cerraba el kiosco por falta de lectores. Y su director, claramente, culpaba a los trekkers por no "rascarse el bolsillo" comprando la revista y, especialmente, por NO PARTICIPAR. Curiosamente, el movimiento trekker a nivel mundial se caracteriza por una gran participación de los aficionados. Reuniones, exposiciones, debates, millones de cartas de protesta cada vez que los productores de las series o películas cometían alguna "fechoría" con sus personajes, millones de cartas de apoyo cada vez que se oía que una serie nueva o película iba a ver la luz del proyector, millones de cartas pidiendo... cualquier cosa. Sin embargo aquí, en esta España nuestra, el movimiento trekker, salvo las honrosas excepciones de diez o doce amigos, destaca por su inmovilidad absoluta, al estilo del malogrado capitán Pike. En estos años he podido disfrutar de dos únicas participaciones "mayoritarias" de los aficionados a Star Trek, de cara al público en general: una fue en la HispaCón de 1993, en Gijón, donde la exposición que montaron los trekkers sorprendió a propios y extraños. La otra ocurrió con motivo del estreno de Star Trek: La próxima generación, la primera película de Star Trek: La nueva generación, donde todo el país pudo contemplar por televisión a humanos, klingons y vulcanianos hablando con inequívocos vocablos hispanos.
Pero poco más. Y eso que las "perrerías" que como aficionados han sufrido no han sido pocas: Star Trek: La nueva generación dejó de emitirse en 1993, en el episodio 74. Nadie escribió a las televisiones oportunas pidiendo que se emitieran más episodios. "Es una serie con muy poco seguimiento", se lamentaban los responsables de una televisión autonómica. Star Trek: Espacio profundo 9 se lleva el récord de "ofensas": se emitió con los episodios cortados e interrumpidos por mensajes deslizantes la primera vez que vio nuestras pantallas, desapareció durante casi un año y volvió a emitirse en verano, en horario de mañana y cada día a una hora diferente, masacrada además por continuos bombardeos de almohadas cervital relax, lo que suponía una cinta de vídeo de cuatro horas por episodio si los trabajadores queríamos verla con principio y final; además, el doblaje se recuerda entre los aficionados con pena e indignación, ya que las traducciones eran malas (aquellos agujeros de lombriz...) y no se respetaron las voces originales de los personajes que durante 74 episodios habíamos visto en Star Trek: La nueva generación y que aparecían por la estación de vez en cuando. Volvió a desaparecer, y de ella nunca más se supo. Pero nadie escribió a los responsables quejándose por todo ello. Y por último, con el estreno en los cines de Star Trek: La próxima generación, la historia se repitió: remito a la columna del BEM 45 para recordar, entre otras cosas, el desastre ocurrido con su doblaje: el tema se supo antes de que ocurriera, y nadie hizo nada por intentar evitarlo. Y después, nadie hizo nada para que los responsables supieran lo poco que había gustado el cambio. Hablando del asunto con los responsables de la compañía videográfica que iba a editar la película, nos hicieron una pregunta: "Si para la venta en vídeo de Star Trek: la próxima generación nos gastamos de nuevo el dinero para volver a poner el doblaje original de la serie, ¿se venderán más cintas, o las mismas que si dejamos el actual?". La respuesta la conocemos todos.
A la hora de cerrar este número, BEM ha sabido que Star Trek: La nueva generación va a volver a alguna televisión autonómica, siguiendo los episodios allá donde se dejaron años atrás, si bien las cadenas correspondientes no nos han confirmado esta noticia. También según fuentes no confirmadas por las televisiones, estos episodios tendrán un doblaje diferente al de los que vimos en su día, y diferente también al que oímos en Star Trek: La próxima generación. ¿Alguien se quejará? No nos extrañemos, por tanto, que televisiones y distribuidoras hagan lo que le venga en gana con nuestras series y películas ya que, están seguros, a nadie le va a importar.
Y también hemos podido comprobar la confianza que BEM inspira a los responsables de las grandes empresas audiovisuales, que no han dudado en ponerse en contacto con nosotros para obtener información, para ofrecerla, para consultar o pedir colaboración en cuestiones relacionadas con Star Trek: UIP, CIC, Telemadrid, Tele 5, Onda Mini... todos saben que BEM siempre estará al lado de todos los que se interesan por la ciencia ficción.
Por mi parte seguiré en BEM. Pero ahora Star Trek queda atrás aunque, dentro de mi alma, siempre seguiré navegando, como lo he hecho hasta ahora mes a mes, en la nave Enterprise, dejándome llenar con su futuro de esperanza.
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