CONTENIDO LITERAL

("Sociedades secretas", comentario de Pedro Jorge Romero. Derechos de autor 1995, Pedro Jorge Romero)

Mantener el nivel dentro de una antología es difícil. Más difícil aun sí se trata de una antología con un tema determinado. En ese caso puedes tener varios cuentos que encajen con la descripción pero de calidad desigual. Eso es posiblemente lo que ha sucedido en este caso. El desnivel preside el volumen que tenemos entre manos y que versa sobre sociedades secretas.
El tema de por sí tampoco resultaba demasiado, pero contaba con la ventaja a priori de ser lo suficientemente amplio como para poder escribir sobre casi cualquier cosa. Así, por ejemplo, nos encontramos con extraterrestres, monjes, sectas, nazis, masones, demonios y fantasías históricas.
En lo que a cuentos concretos se refiere, tenemos de todo. Hay una tomadura de pelo: "Confidencias" de Dolores Anaya Soto que ni siquiera merece ser llamado cuento. Hay algunas cosas mediocres, ya sea por una mala idea de base o por su ejecución deficiente: "Pecado mortal" de David Maciá, "Los arrepentidos" de Antonio Larrosa y "Una sombra y un sueño" de Jorge Carrión, que parten de unas buenas ideas que sus autores transcriben sin intentar dotarlas de la mínima forma, quizás creyendo, erróneamente, que una buena idea hace un buen cuento. "El IV Reich" de Albert Calls retorna el escenario de los nazis que han ganado la II Guerra Mundial pero en lugar de buscar un nuevo giro se contenta con colocarle un final previsible. "Más allá del límite" de Marta Abelló, "La raza perdida" de H. G. Daniels, "El dueño de sus días" de Silvia Tarragó y "La senda oscura" de Javier Mayugo recogen cada uno un escenario ya común -el futuro postatómico, los inmortales, los pueblos ocultos y las sectas- y parecen no sentir la obligación de intentar ir más allá.
Finalmente, sólo nos quedan tres cuentos de interés.
"Código de acceso" de Domingo Santos, no es uno de sus mejores relatos, pero su autor tiene oficio y sabe como resolverlo. El planteamiento es totalmente increíble (un desastre global obliga a restringir a unos pocos las redes informáticas) pero el final está muy bien pensado y es coherente con el resto del cuento.
"Leitmotiv" de Mariarita Pennington Evans (¿de verdad existe tan singular ser "doctorada y diplomada en media docena de idiomas" como declara la introducción al cuento?) narra los encuentros de una persona con la masonería en diversos momentos de su vida (de ahí el título). Lo que cuenta es interesante y está bien escrito, por lo que se lee con agrado.
Y "El círculo roto", de Armando Boix, lo mejor de la antología y junto con los dos anteriores justifica su lectura. Se trata de una fábula histórica con demonios de por medio. Su autor sabe como plantear la acción, y escribe con elegancia. El resultado es un cuento de gran calidad y un autor al que merece la pena seguir leyendo.