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CONTENIDO LITERAL
("Imitación a la vida", artículo de Marco Antonio Robledo. Derechos de autor 1995, Marco Antonio Robledo)
Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994) y Frankenstein (Kenneth Branagh, 1994) son las dos superproducciones más importantes que recientemente hayan engrosado la lista de películas fantásticas y son fruto de la tendencia actual de realizar remakes de los clásicos del terror bajo la excusa de una pretendida fidelidad a la obra original, que iniciara el Drácula de Coppola. Pese a que ambos films han desaparecido de las carteleras de la mayoría de ciudades españolas he decidido dedicarles el espacio de este mes, y analizar ambas películas ya que creo que no se les ha valorado en su justa medida.
En efecto, ambas tenían todos los números para ser grandes éxitos de público y crítica. De público, por que se trata de superproducciones caras y espectaculares, basadas en novelas de gran popularidad y con repartos muy taquilleros (una cuenta con los sex symbol cinematográficos Tom Cruise, Brad Pitt y Antonio Banderas y la otra con los reconocidos Robert de Niro y Kenneth Branagh). De crítica, pues ambos son films bien ambientados, muy bien producidos, dirigidos por directores de cierto prestigio autoral, y bien interpretados (pese a que el horrible doblaje de Tom Cruise nos estropea su interpretación en Entrevista con el vampiro y a que Branagh esté algo sobreactuado en Frankenstein).
Pues ni una cosa ni la otra. En taquilla no han funcionado mal pero por debajo de lo que se esperaba, y en general al público no les han gustado demasiado. Hollywood, quizá como consecuencia de esto las marginó en las candidaturas de los Óscars y la crítica ha recibido ambos films con frialdad y con mucha disparidad de opiniones.
Por todo ello, voy a dar mi opinión sobre dos películas que sin mucho menos ser obras maestras merecían mejor suerte.
Entrevista con el vampiro la adaptación del best seller de Anne Rice del mismo título nos narra una saga familiar -o si lo prefieren un culebrón- vampírico que se desarrolla en tres espacios y tres momentos: la Nueva Orleans del siglo XVIII, el decadente París del Segundo Imperio y el San Francisco contemporáneo. De las tres partes la mejor es la de París por su atmósfera entre expresionista y granguiñolesca.
Otro aspecto destacable del film, es que consigue dar una visión, hasta ahora, inexplorada de la condición vampírica y por extensión de la condición humana. La película nos ofrece como el famoso cuadro de Edvard Munch, tres etapas de la vida del Vampiro que son, a su vez un perfecto símil de la condición humana:
Etapa 1 – La inocencia: Es la representada por Claudia, la niña vampira (maravillosamente interpretada por Kirsten Dunst). Representa la inocencia y por tanto acepta su nueva condición con perfecta naturalidad convirtiéndose en un voraz depredador que sólo renegará de esta naturaleza al descubrirse diferente (eterna niña incapaz de crecer y así aspirar a Louis por el que siente un edípico deseo), parte por la influencia y educación de Louis (que representa la figura del padre)
Etapa 2 – La represión: Es la representada por Louis (Brad Pitt) quien cargado de prejuicios, es incapaz de aceptar su nueva naturaleza y se debatirá en una constante lucha entre lo que le dictan los instintos y lo que le dicta la moral. Por ello vive en un continuo engaño mordiendo a ratas o a caniches y negándose estoicamente su verdadera fuente de placer, como un engaño es el autoconvencerse de que mordió a Claudia por piedad y no por ansia de sangre (¿quiere el autor decir con esto que la verdadera naturaleza del amor es un autoengaño por conveniencia?). Louis trata de "vivir" en un mundo irreal y kitsch al negar la propia expresión de su naturaleza (tan kitsch como el nuestro pues si él muerde caniches y ratas nosotros apagamos la luz para hacer el amor o nos encerramos para hacer nuestras necesidades como si quisiéramos borrar de nuestras vidas estos actos).
Etapa 3 – La superación: Lestat es el epítome de esta etapa pues ha superado todo prejuicio y ha aceptado su naturaleza. Es un nihilista que busca el hedonismo. Es la máxima expresión del vive deprisa, muere joven y serás un cadáver (viviente) bonito. Sin embargo, su aparente individualismo y autosuficiencia se ponen en evidencia ante su afán de proselitismo creando nuevos seres de su especie que le hagan compañía, como Louis (curiosamente, Lestat se autoengaña eligiendo una víctima como Louis, para quien la vida ha perdido todo sentido. Es decir, elabora una coartada sentimental para justificar sus necesidades sociales, como Louis hará con Claudia). En suma, Lestat sólo aparenta estar más allá de la humanidad, pero en realidad es también humano, demasiado humano.
Por su parte el Frankenstein de Branagh ha conseguido superar a su fuente de inspiración literaria, logrando una obra que combina lo mejor de ésta con lo mejor de las versiones cinematográficas realizadas todo ello salpicado por un cierto toque teatral shakespeariano y por influencias del estilo de producción del Drácula de Coppola.
Digo que la película supera a la novela por que en mi opinión ésta última ha envejecido terriblemente mal, siendo farragosa de lectura, pretenciosa y pedante (el medir sus fuerzas con Shelley y Byron le afectó negativamente a Mary) así como ingenua desde un punto de vista científico. En cambio la adaptación filmada, actualiza el problema estableciendo un paralelismo con los tiempos que corren en que los avances de la ingeniería genética abren caminos insospechados y peligrosos desde un punto de vista ético. Además, justifica creíblemente la rápida adquisición del don de la palabra en el monstruo, uno de los puntos más débiles de la novela. Lo que no consigue superar del todo es la pretenciosidad, siendo los diálogos recargados y enfáticos, y algunas escenas excesivamente esteticistas (la escena de amor es más propia de lindezas a lo Top Gun que de otra cosa).
De las versiones de James Whale, toma los mejores momentos como el episodio de la flor y el niño, y su posterior muerte, la referencia a la electricidad y toda la parte de la novia que es lo mejor de este film con momentos geniales como el asesinato de Elizabeth, la segunda creación tan impresionante como la primera con todo el despliegue de planos secuencia con steady-cam describiendo frenéticos travelling circulares, y la posterior autodestrucción de Elizabeth al ver en lo que la han convertido ardiendo toda la casa con ella.
El Frankenstein de Branagh es, en suma, un cuento moral, la historia de un hijo no deseado fruto de la irresponsabilidad de un padre que quiere jugar a Dios.
En esto coincide con Entrevista con el vampiro, así como en que ambos films (como sus originales literarios) están contados en flash-back y que como el cine tratan sobre lo que Douglas Sirk llamó la imitación a la vida.
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