CONTENIDO LITERAL

("Ideas, literatura y ciencia ficción", artículo de Miquel Barceló. Derechos de autor 1995, Miquel Barceló)

Hay varias razones que me llevan a elegir este tan vidrioso tema: la renacida confusión que puede acarrear la anunciada resurrección de Gigamesh; la breve referencia a mi persona como defensor de la "ciencia ficción como literatura de ideas" que hace el bueno de Rafa Marín en su más reciente suicidio en forma de artículo en BEM (sí, ese en que hace un arriesgado "repaso" a los escritores españoles de ciencia ficción. ¡Eso es valor! Rafa, te admiro); y un titular del Babelia de EL PAÍS del 6 de mayo que dice así: "Me interesan más los sentimientos que las emociones" dice Paul Auster ante su última novela, Mr. Vértigo. Vayamos a ello.
Si uno se interesa por intentar delimitar el campo de la ciencia ficción (interés un tanto absurdo, pero demasiadas veces repetido...), parece aconsejable recurrir básicamente a dos aspectos: el tan abusado "sentido de lo maravilloso" y la capacidad especulativa del género.
El sentido de lo maravilloso de la ciencia ficción lo comparte, todo hay que decirlo, con otras modalidades literarias: las novelas de viajes exóticos, las novelas históricas que se recrean en la descripción del entorno y las costumbres, algunas descripciones de buenas novelas de fantasía, etc. Pero todos convenimos en que ciertos rasgos de la ambientación (otros planetas, otras civilizaciones inventadas, etc.), nos hacen incluir claramente algunas modalidades de ese "sentido de lo maravilloso" en la ciencia ficción. Si para muestra basta un botón, debería servir la obra de Jack Vance (mejor la de su juventud y madurez en lugar de la más reciente). Poca duda hay en este aspecto, y no me cuesta reconocer que ese es uno de los componentes esenciales de la ciencia ficción. Al menos para mí.
Pero hay otras obras que sólo caben en la ciencia ficción, principalmente cuando responden a la especulación de forma más o menos controlada. Se trata de eso que, inevitablemente, responde al clásico ¿Qué sucedería si? que ha caracterizado a la ciencia ficción de siempre. Y, mal que les pese a muchos, eso tiene que ver, esencialmente, con las ideas. Y además con las ideas provocativas o, cuando menos, sorprendentes que, también, pueden aportar su granito de arena al viejo "sentido de lo maravilloso".
Por ello, si a Paul Auster le interesan más los sentimientos que las ideas, lo mejor es recomendarle que no lea ciencia ficción. Los autores del género, en sus ya muchos años de historia, no han tratado demasiado bien los sentimientos y, en cambio, se han ocupado del sentido de lo maravilloso y de las ideas. Hay que reconocer que, a menudo, lo han hecho incluso con un cierto desprecio de los sentimientos de sus propios personajes, y también (y eso es bastante más grave) de las reglas que rigen el buen hacer literario. Eso, mal que nos pese a muchos, son hechos, y me temo que bastante incontrovertibles.
En realidad, aunque es lícito exigir a los autores de ciencia ficción un buen tratamiento de los sentimientos y, también, del estilo literario, la realidad es que eso lo hacen mucho mejor otros autores que no escriben ciencia ficción. Realmente, incluso los devotos de la "nueva ola remozada" que invade el fándom español (y que otros ya vivimos hace ya más de ¡¡veinte años!!), deberían reconocer que prácticamente ninguna obra de ciencia ficción llega a la altura "literaria" de otros creadores como, pongamos ejemplos escasamente dudosos y todos de nuestro ámbito lingüístico: Miguel Delibes, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Camilo José Cela, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, y un largo etcétera. Con perdón, cuando se quiere añadir a esta lista nombres como los de, pongamos por ejemplo, Gene Wolfe, Lucius Shepard, y otros, la más simple observación debería decirnos que se trata, simple y llanamente, de una operación de marketing editorial. Y mucho más si se hace utilizando sus traducciones a cualquier lengua romance...
Por ello, yo al menos, lo tengo muy claro. Me gusta leer novelas sobre sentimientos y que estén bien escritas. Y las leo. Creo estar en mi derecho a exigir que también los autores de ciencia ficción presten la adecuada atención a estos aspectos del hecho literario y narrativo. Pero no suelo enfadarme cuando no llegan al nivel de otros creadores literarios de eso que suele llamarse la "corriente general" (mainstream). Si me proporcionan, con la mínima decencia literaria, una buena idea en forma de especulación inteligente, suelo darme por satisfecho. Aunque sepa que otros escriben mucho mejor...
Pero cuando alguien aprovecha la etiqueta de la ciencia ficción para una especulación pacata, reiterada y poco inteligente, aunque intente vestirla con ropajes literarios a un nivel que siempre le estuvo vedado, pongamos por ejemplo, a Asimov o Clarke, me siento estafado. Para mí la ciencia ficción es otra cosa. Incluso debo decir que me suelen molestar bastante esos escritores (o editores) que se aprovechan de una etiqueta como la de "ciencia ficción" para entregar otro producto en el que hay pocas ideas y además, todo hay que decirlo, en otros aspectos les falta mucho para ni siquiera acercarse a los verdaderos maestros en el manejo de sentimientos, estilo y demás componentes literarios desde una óptica clásica.
No me molesta decir que leo ciencia ficción por sus ideas. Por esas ideas y esa capacidad especulativa que sí es un elemento característico del género. Para mí su verdadera razón de ser. Pero ello no impide que exija a los nuevos autores de la ciencia ficción mayor dominio de otros aspectos literarios, sin que ello me haga olvidar que la ciencia ficción tiene su especificidad en las ideas y en el sentido de lo maravilloso. Aunque otros se empeñen, recientemente (¡como ya ocurriera antes!), en pasar moneda falsa bajo el pretexto de "superar" esa especialización en las ideas tan propia de la ciencia ficción.
Yo sí sé porqué leo ciencia ficción y porqué empleo mi tiempo en ella. De otros, de esos que abominan la caracterización de la ciencia ficción como literatura especulativa de ideas, empiezo a dudar de que les interese la ciencia ficción. E incluso me atrevería a decir que no entiendo que la lean si lo que parecen buscar se encuentra, mucho mejor, en otros sitios. Y me atrevería a darles el mismo consejo que a Paul Auster: si no te interesan las ideas, no pierdas el tiempo leyendo ciencia ficción.