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COMENTARIOS APARECIDOS SOBRE ESTE VOLUMEN
(Comentario de Mónica Nicastro publicado en el volumen Cuasar 18, ediciones Cuasar, colección Revista, número 18, edición de 1989. Derechos de autor 1989, Mónica Nicastro)
Zelazny escribió esta serie de fantasía inspirándose en otra de Farmer, World of tiers. Existen pocas analogías entre los estilos de ambos escritores, excepto que ambos usan el recurso -que no es un rasgo estilístico- de usar la literatura como protagonista de la literatura. En estas serie, aunque siguen difiriendo, los universos imaginarios (de bolsillo, los llama Zelazny) de cada autor despiertan ecos recíprocos en el lector.
El universo de Ambar es completo. Hay un montón de hermanos príncipes y princesas cuyos nombres debo identificar retrocediendo constantemente a ver si son buenos o malos. La Tierra no es más que una sombra, un eco, de Ambar, el mundo verdadero, pero éste está lleno de clichés terrícolas, o debería decir más bien anglosajones. Los personajes, inclusive los héroes, son como mínimo egoístas pero, eso sí, caballeros, guapos, elegantes y espadachines eximios.
Debo admitir que las leyes que rigen los universos de bolsillo de Ambar son excesivamente complejas para mi modesto entendimiento. El Tarot es un elemento esencial. Se puede llegar a la cosa misma, al lugar o a la persona, a través de su imagen diseñada por un artista loco en un mazo de cartas, de un Patrón o laberinto (¿el juego de rayuela?) o de la manipulación mental del entorno por parte de los ambarinos de sangre real. Hay mucho más que eso, en un revoltijo de imágenes visuales, metáforas, símbolos, arquetipos, seres mitológicos facturados ad hoc o apropiados de todas las épocas y todas las culturas, pero especialmente de lo que supongo es el Renacimiento. Los duelos a espada, las intrigas, las fiestas palaciegas, las seducciones y los bastardos dominan la vida de Ambar (¿es que estos seres superiores ignoran los anticonceptivos?). Pero la aventura, porque todo es una continua aventura, transcurre también en otros lugares, entre los que se destaca la vieja Tierra, en el primer tomo, con una agradable ambientación de comedia inglesa, esgrima verbal incluida. El relato está contado en primera persona por el príncipe Corwin, heredero del trono y despojado por una serie de complicadas maniobras. Creo que no será demasiado cruel informar que conquista el trono al final del segundo tomo, puesto que las aventuras continuarán por diez tomos. Siempre en referencia a mis menguadas facultades, debo confesar que la serie es entretenida, agradable, pintoresca, legible y apasionante, pero que me gustó mucho más el primer tomo, donde se plantea el conflicto, que el segundo, donde se resuelve aquel conflicto y se plantea uno nuevo. Pero no es nada más que eso.
Puedo afirmar que, dentro de sus modestas pretensiones, los dos primeros tomos disponibles en castellano de la serie Ambar son obras logradas y altamente recomendables, especialmente para llevar en vacaciones. La traducción ha mejorado algo del primero al segundo: Elías Sarhan, quizá recordando la advertencia aparecida en Nueva dimensión, puso Rabma en vez de Remba para designar la ciudad submarina que es espejo de Ambar, pero continúa atormentándose y atormentando al idioma castellano tratando de traducir las voces pasivas inglesas a voces pasivas equivalentes ("El suelo estaba gruesamente enmoquetado de verde") e inventando adverbios que no existen (ídem). Debo decir en su favor que Zelazny es difícil de traducir y que, aunque a veces las equivalencias que aporta Sarhan son neologismos híbridos, siempre se entiende perfectamente. Qué bajo que hemos caído en nuestra degradación cultural, que precisamos el diccionario para leer a autores hispanohablantes y no para leer traducciones.
Para redondear el placer de leer la serie Ambar, sería no sólo agradable sino instructivo tener a mano las imágenes del Tarot de Ambar (nada que ver con las barajas conocidas) para así ver la cara de todos los personajes. Como esos mapitas que algunos autores suelen incluir en los prólogos de las sagas. ¿Se incluyeron en la edición original norteamericana? ¿Se agregaron después? ¿Todavía no se han dibujado? Sería bueno saberlo y, en caso oportuno, hacerlo.
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