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CONTENIDO LITERAL
("Presentación", artículo de Miquel Barceló. Derechos de autor 1988, Miquel Barceló)
Uno de los subgéneros más habituales en el seno de la ciencia ficción es la narración de ámbito interestelar repleta de acción y aventuras, que posiblemente fue el esquema más utilizado en las novelas de los años veinte y treinta. Sus características llevaron a Wilson Tucker en 1941 a proponer el término space opera (ópera espacial) para identificar esas narraciones de cariz aventurero que transcurrían en torno al viaje interestelar. El nombre deriva, con clara intención peyorativa, de las soap opera (literalmente "óperas de jabón"), que era la denominación popular de los seriales radiofónicos de la época patrocinados por marcas de detergentes.
El término fue acuñado en tono crítico para destacar la ingenuidad literaria y el carácter de cliché de ciertas novelas de la primera época de la ciencia ficción. Tiene su equivalente en la ya muy tradicional novela de aventuras del oeste (la horse opera u "ópera de caballos") en la que se ha sustituido el caballo por la nave espacial, el revólver por la pistola de rayos y las anchas llanuras del oeste norteamericano por el espacio interestelar sin fin.
Aunque el término space opera mantiene todavía, para algunos, muchas de las características peyorativas que tuvo en los años cuarenta y cincuenta, se utiliza más recientemente con un cierto grado de nostalgia y sirve para identificar cualquier narración de aventuras espaciales, en particular aquellas en las que la acción tiene un papel preponderante e incluso definitivo.
Puede decirse que, con estos elementos, la space opera ha sido uno de los subgéneros de la ciencia ficción que más ha resistido al cambio y a la modernización. Sus tramas argumentales han pecado demasiadas veces de esquematismo, los personajes no tenían prácticamente ninguna profundidad psicológica; las narraciones rezumaban un etnocentrismo excesivo. El protagonista solía ser un joven aventurero terrestre, rubio y apuesto, tal y como ha popularizado el Han Solo de la saga cinematográfica de La guerra de las galaxias de George Lucas.
Ha habido que esperar a los años ochenta para que la space opera, uno de los subgéneros más entrañables de la ciencia ficción, alcanzara la madurez. Y ello ha sido posible gracias a una obra que marca el punto de partida de una nueva space opera en la que perdura la acción y la aventura pero que supera el limitado esquema del etnocentrismo machista que había sido su elemento central hasta la fecha. Se trata, evidentemente, de El orgullo de Chanur (l982), de C. J. Cherryh, que se ha convertido en primera entrega de una saga de aventuras galácticas no protagonizadas por varones humanos y que se desarrolla en el seno de un inestable Pacto entre varias de las especies más sorprendentes que ha creado la ciencia ficción.
Ha sido precisamente el gran éxito de El orgullo de Chanur en los Estados Unidos lo que ha llevado a su autora a seguir desarrollando las grandes posibilidades abiertas en el universo del Pacto. Nos encontramos, en este caso, con una nueva space opera en la que se realizan dos modificaciones muy importantes fundamentales para la madurez del subgénero. Por una parte Cherryh huye del etnocentrismo habitual presentando la aventura y la acción desde la óptica de los hani una raza de leones deforma humanoide y, al mismo tiempo, abandona el punto de vista de los personajes de sexo masculino para centrar el relato en las peripecias de una capitana hani. Y, además, entre los hani se da también una intencionada inversión del papel de los sexos respecto de lo que ha sido habitual entre los humanos.
Y junto a ello, la saga de Chanur nos ofrece también aventura y acción como corresponde a la space opera y también ese inestimable e imprescindible "sentido de la maravilla" que se traduce en las diversas especies que componen el Pacto y, sobre todo, en sus complejas relaciones político-comerciales que superan en mucho la simple trama habitual de la space opera clásica.
Todo ello es mucho más visible en las tres últimas novelas de la saga de Chanur que se inician con ésta que hoy presentamos. En realidad El orgullo de Chanur es una novela aislada que no pretendía ser el inicio de una serie y cuyo éxito dio lugar a la aparición de la saga. Por un acuerdo con su editor norteamericano, Cherryh (tal y como cuenta en una "nota del autor" que se incluye en el tercer volumen de la serie) ha escrito como continuación un largo relato de más de un millar de páginas que se ha editado, también en Norteamérica, en tres volúmenes. Pero lejos de forzar artificialmente conclusiones parciales a cada uno de los tres libros, la autora se ha decidido por mantener su unidad. Se respeta en cierta forma el esquema tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, que corresponden respectivamente a cada una de las tres últimas novelas de la serie. Por ello más de un lector se sorprenderá del aspecto inconcluso del presente volumen que termina con un montón de problemas planteados y no resueltos todavía.
Los aficionados norteamericanos tuvieron que mantener suspendida su curiosidad durante todo el año que transcurrió entre la aparición de cada uno de los libros que forman la serie. En efecto, La aventura de Chanur se publicó en enero de 1984, La venganza de Chanur no apareció hasta enero de 1985, y tuvieron que esperar hasta enero de 1986 para leer la conclusión final en El regreso de Chanur. Los lectores en castellano tendrán más suerte ya que nuestro proyecto es publicar los tres volúmenes con un lapso de dos o tres meses de separación entre cada uno de ellos. Confiamos en que así la interesada espera sea más soportable.
Como ya se ha dicho, esta novela es un reinicio de las aventuras de Chanur y el lector que se incorpore a la serie en este volumen puede leerlo independientemente de que conozca o no la trama de El orgullo de Chanur. Le bastará saber que la primera novela de la saga centra sus peripecias en la huida de la nave de la capitana Pyanfar Chanur que alberga el Extraño (el terrestre Tully), perseguido por los kif. Finalmente Pyanfar volverá a su planeta Anuurn, donde deberá colaborar en la defensa de su propio clan. Los elementos más básicos del entorno en que se desarrollan estas aventuras se encuentran en el Apéndice que se incluye al final de este volumen y puede también ser leído antes que la narración. En el resto de novelas de la serie se incluirá al principio un recordatorio de la situación tal y como quedó planteada al final de los volúmenes anteriores.
Entre los muchos elementos de reflexión que salpican esta saga espacial, merece particular atención el curioso detalle de la capacidad lingüística de las diversas especies del Pacto. Posiblemente la cuidada atención al lenguaje y a las dificultades de comunicación entre distintas especies no sea ajena a la historia personal de la autora como profesora de latín. De ahí que los mahendo'sat, pese su gran inteligencia, puedan tener dificultades para hablar correctamente el lenguaje hani. Se trata ; tal vez, de un homenaje a las ideas de Noar Chomsky y su concepción sobre la forma como los humanos accedemos al lenguaje, tal vez por características esenciales de nuestra propia estructura cerebral. También cabe citar la complejidad del lenguaje de matrices de los t'ca, la dificultad de interpretar el lenguaje y los procesos mentales de los knnn y la maravillosa facilidad lingüística de los kif. Y todo ello, en el fondo, no es más que uno de los múltiples detalles que salpican esta saga espacial y le confieren un interés particular sin que se pierda el atractivo de la acción y las aventuras propias de la mejor space opera.
Para los puristas conviene advertir que el primer volumen de la serie fue traducido de la edición británica en la que se deslizó un error tipográfico o tal vez fuera una muestra del poco conocido poder de los correctores de estilo. Se trata del nombre del kif enemigo de Pyanfar que aparecía allí como Akukkakk, cuando el nombre correcto (rescatado a partir de este volumen en nuestra traducción) es Akkukkak. Puede parecer un detalle banal, pero la errónea grafía británica no se corresponde en absoluto con la estructura general de los nombres kif y su repetida doble k en las primeras sílabas.
Y hasta aquí la presentación. Prepárense para sumergirse en el universo del Pacto y disfrutar de las aventuras de Pyanfar y su tripulación. De nuevo es el humano Tully el que está en el centro de una compleja maniobra de política y comercio interestelar de grandes vuelos que enfrenta los kif y los mahendo'sat y que llega incluso a forzar la intervención de los misteriosos knnn. Pero no adelantemos acontecimientos. En el ámbito doméstico, un elemento destacado de esta narración es la difícil acomodación del marido de Pyanfar a la vida de tripulante espacial. Se trata de una novedad radical entre los hani cuya división sexual del trabajo parece estar tan rígidamente compartimentada como lo ha estado la nuestra hasta hace pocos años. Pero todo cambia...
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