CONTENIDO LITERAL

("Presentación", artículo de Miquel Barceló. Derechos de autor 1988, Miquel Barceló)

Vernor Vinge es todavía un autor, lamentablemente desconocido para el lector de habla hispana. Una de las razones de ese desconocimiento puede ser el escaso volumen de su obra, siempre muy meditada y bien acabada, ya que pese a llevar más de veinte años en el género, su obra se completa en cuatro novelas, una antología y algunos pocos relatos todavía no recopilados en libro. Y pese a ello, su apellido es conocido gracias a la actividad de su ex-esposa, Joan D. Vinge, a la que Vernor inició en la ciencia ficción. Pero, así como Joan se ha dedicado preferentemente a su escribir, Vernor sigue teniendo como ocupación principal su labor como profesor asociado en el departamento de matemáticas de la universidad de San Diego, en California. Sus intereses académicos se centran principalmente en el mundo de los ordenadores, los lenguajes extensibles, el análisis numérico y la inteligencia artificial.
Quizá con esta presentación inicial pueda imaginar el lector que se halla ante la novela de un autor cuya obra se limita a la más estricta ciencia ficción "hard". No es así.
Si bien es cierto que, a menudo, sus novelas incluyen ideas científicas avanzadas y artilugios tecnológicos sorprendentes, lo esencial de la narrativa de Vernor Vinge recae en el estudio de los procesos mentales del ser humano, especialmente cuando dicho ser se enfrenta a acontecimientos inusuales. En una breve reseña biográfica aparecida en Analog con ocasión de la publicación serializada de La guerra de la paz, Jay Jay Klein indica explícitamente que:
"Vernor cree que podemos decidir nuestro futuro, tan sólo si pensamos y reflexionamos sobre él con antelación, tal y como lo hacemos gracias a la ciencia ficción".
Ésa es, posiblemente, una actitud compartida por muchos de los lectores del género, que aprecian precisamente la capacidad de la ciencia ficción para especular y meditar en profundidad sobre la forma en que los nuevos descubrimientos científicos van a afectar a la vida de las gentes.
Junto al aspecto especulativo basado en la ciencia, Vernor Vinge es capaz de interesarnos por sus personajes, sin olvidar además la importancia de la trama, servida siempre por un ritmo narrativo adecuado y no carente de aventura. Precisamente de tipo aventurero es su primera novela Grimm's world (1969), que transcurre en un primitivo planeta explotado por esclavistas interestelares.
Otra novela más reciente, The witling (1976), trata de un planeta de extraterrestres con una estructura social de tipo feudal, cuyos habitantes son capaces de tele-trasladarse por efecto de sus poderes psíquicos. Un príncipe que carece de dichos poderes se alía con dos terrestres considerados como parias y que opondrán sus avanzados conocimientos tecnológicos a los poderes psíquicos tan extendidos en el planeta. Una inteligente descripción de los fenómenos físicos que hacen posible el tele-transporte permite la credibilidad del conjunto.
Otra de sus mejores obras es la novela corta True names (1981) que recuerda, por la riqueza de sus ideas, el estilo de la ciencia ficción campbelliana de los años cincuenta. En ella, Vernor Vinge postula que esos "nombres verdaderos" y secretos de los relatos de fantasía no son más que identificadores y palabras de paso que permiten el acceso a una amplia base de datos. La novela entremezcla hábilmente los juegos y los temas de la conexión con ordenadores, dando en cierta forma entrada a ese mundo que, con el nombre de "cyberespacio", se ha hecho después famoso entre los autores de la corriente llamada "cyberpunk" Debido a su calidad, la novela fue finalista para los premios Nebula y Hugo en la categoría de novela corta, pero no estaban los tiempos maduros para el éxito de la nueva tendencia a lo cual, pese a todo, Vernor no parece en absoluto adscrito.
Vernor Vinge inició su andadura como profesional en la mítica revista New worlds editada en el Reino Unido por Michael Moorcock y que todos reconocen como el origen de esa revolución literaria que convulsionó el género a finales de los años sesenta con el nombre de new wave. Pero posteriormente ha encontrado un lugar más adecuado en la revista Analog, la de mayor difusión en norteamérica, que ha publicado como primicia sus dos últimas novelas en forma de serial.
Se trata de La guerra de la paz (1984) y Náufragos del tiempo real (1986), que forman parte de una serie unida por uno de los artilugios tecnológicos más sorprendentes e interesantes de la reciente ciencia ficción. Se trata de las "burbujas", unos campos de fuerza esféricos completamente infranqueables y cuyas propiedades incluyen efectos secundarios desconocidos que, descubiertos precisamente en La guerra de la paz, serán la base de la trama de Náufragos del tiempo real. Ambas novelas han sido finalistas del premio Hugo y la segunda de la serie ha obtenido también el premio Prometheus otorgado por la CactusCon, la Convención norteamericana de ciencia ficción, en 1987.
En La guerra de la paz, Paul Hoehler, un brillante matemático, descubre el fundamento científico y tecnológico de las "burbujas". Pero sus usuarios le robarán el invento para hacerse con el poder e implantar una dictadura despótica para hacer imposible toda nueva guerra futura. La Autoridad de la Paz impone una paz obligada en la que se prohiben las ciencias biológicas y la ciencia y la tecnología no controladas por la autoridad. Y todo ello en un mundo estancado tecnológica y socialmente que se ve diezmado por unas misteriosas plagas.
Después de cincuenta años, el propio Paul encabezará en cierta forma una rebelión contra el poder de la Paz, auxiliado por extraños compañeros: un adolescente superdotado al que enseña el perdido arte de la matemática; los Quincalleros, que cultivan y mantienen casi clandestinamente ciertos conocimientos de tecnología electrónica; y los últimos biocientíficos. Y todo ello salpicado por la incógnita de las verdaderas propiedades de las "burbujas", algunas de lar cuales han desaparecido inesperadamente, provocando el pánico de la Autoridad de la Paz.
En la primera parte de la novela, Vinge describe con gran detalle y profundidad el trasfondo de la situación y las características de los personajes principales, en medio de una California modificada. El paisaje está dominado por la presencia constante de las "burbujas", con aspecto de auténticos espejos esféricos de múltiples tamaños que han sido utilizados por la Autoridad de la Paz para encerrar y aislar para siempre a los disidentes. Posteriormente la rebelión iniciada en California se convierte en la verdadera Guerra de la Paz, de ámbito planetario, en la que domina el elemento estratégico y político de gran alcance.
Se trata de una novela emblemática de lo que puede ofrecer la mejor ciencia ficción de los ochenta; estoy convencido de que sorprenderá a muchos.
Aunque es frecuente pensar que "nunca segundas partes fueron buenas", en este caso, la secuela que lleva por título Náufragos del tiempo real, al aunar una trama de misterio policíaco con las maravillas tecnológicas del incierto futuro de la humanidad, supera, si cabe, el interés de La guerra de la paz. Por ello también será incluida en esta colección a la mayor brevedad posible.