CONTENIDO LITERAL

("Presentación", artículo de Miquel Barceló. Derechos de autor 1988, Miquel Barceló)

Herbert es ampliamente conocido por haber escrito Dune. Con ello ha creado una de las más famosas novelas de ciencia ficción, que se empareja ya con las míticas Fundaciones de Asimov o las Crónicas marcianas de Bradbury. La opinión no es tan sólo personal, se halla documentada en un interesante estudio sobre las novelas más famosas de ciencia ficción realizado en Italia por Dionisio Castello, cuya primera parte se publicó hace unos años en España en el fanzine Kandama. Posteriormente, la última encuesta del famoso fanzine estadounidense Locus, publicada en agosto de 1987, confirma la obra de Herbert como la novela más popular de ciencia ficción de todos los tiempos.
Pero también la fama de Dune, y la muy desigual calidad de los seis libros de la serie en que se ha convertido, ha difuminado el conocimiento de otras novelas de Herbert en las que hacia gala de una indudable capacidad para el tratamiento de temas clásicos de ciencia ficción con un nivel de seriedad encomiable. En Los creadores de Dios, Herbert aborda de nuevo algunos de los elementos que hicieron famosa a Dune para incidir y profundizar de forma sintética en los temas de la política y la religión a una escala galáctica.
El interés de Herbert por las fuerzas que mueven a los seres humanos es evidente y ése es el tema central de Los creadores de Dios. De nuevo encontramos en esta novela de Herbert la necesidad del autor de explicitar tipográficamente (generalmente en letra cursiva) los pensamientos de los protagonistas, ese elemento que subyace al discurso oral y que, al ser resaltado, pretende atraer la atención del lector hacia lo que está realmente en la base de la actuación de los protagonistas.
Pero, tal y como ya se ha indicado, el elemento primordial de la novela es, no tanto la creación del Dios que le da título, sino la presencia de las fuerzas políticas y religiosas que justifican y amparan el comportamiento social de los héroes de Herbert. Son ésos los temas que siempre ha tratado de desarrollar en sus novelas, que aúnan la acción con la reflexión en una difícil amalgama.
La peripecia de Lewis Orne hasta su involuntaria conversión en Dios ofrece un amplio muestrario de esos temas: las rivalidades entre los grupos políticos que controlan el devenir de la galaxia y pretenden asegurar el restablecimiento del imperio, los grupos clandestinos de presión política (de nuevo constituidos por mujeres como las Bene Gesserit de Dune), el papel de los sacerdotes y especialistas en Percepción extrasensorial (Psi) concentrados en el planeta Amel, la importancia de la ingeniería religiosa, etc.
Como es ya habitual en Herbert, la novela narra no tan sólo el devenir de los acontecimientos, sino que profundiza en las consecuencias de los mismos, en las implicaciones que suponen las decisiones tomadas por los protagonistas, aunque algunas veces el propio comportamiento de éstos parezca ajeno a sus propias decisiones. Así le ocurrirá al protagonista, Lewis Orne, en su camino hacia la divinidad, conducido por fuerzas que desconoce y a las que deberá sobreponerse.