("Poul Anderson", artículo de Gordon R. Dickson. Derechos de autor 1971, Gordon R. Dickson)
A finales de los años cuarenta y hasta 195l, Poul Anderson y yo vivíamos en la misma casa de huéspedes en Minneapolis del Norte. Nuestras habitaciones eran contiguas; separadas por un tabique, y yo escribía principalmente a última hora de la mañana y por la tarde. Poul, en cambio, lo hacía a última hora de la tarde y por la noche. En el preciso instante en que yo empezaba a aflojar el paso, oía su máquina de escribir, como antes la mía, poniéndose en marcha a sacudidas. Pero luego, más rápidamente de lo que lo había hecho la mía, la suya adquiría velocidad; y no tardaba en oírla tecletear sin pausa mientras yo -vacío de energías y de ideas- dormitaba sobre el lecho en el cual me había tumbado. |